Isabel Turrent / India y Paquistán, 60 años después

AutorIsabel Turrent

"Hace muchos años, hicimos una cita con la historia y ha llegado el momento de redimir ese compromiso". Así empezó Jawaharlal Nehru el discurso que anunciaba la independencia de la India en la noche del 14 de agosto de 1947. "Cuando el reloj marque las 12, mientras el mundo duerme, India se levantará a la vida y a la libertad", anunció.

La euforia discursiva de Nehru no ocultaba los problemas que la India tendría que resolver para consolidarse como una nación independiente y próspera. El inmenso país estaba dividido por una multitud de culturas, lenguas y religiones diversas; fragmentado por un rígido sistema de castas, profundas desigualdades económicas, y entidades políticas anacrónicas gobernadas por príncipes medievales.

En las últimas décadas antes de la independencia, Nehru y Gandhi habían visto ampliarse las diferencias entre la minoría musulmana y la mayoría hindú, hasta convertirse en un abismo insalvable. No siempre fue así. El largo reinado de los mogules había apuntalado la armonía entre ambos.

La historia de Akbar, el más grande los emperadores mogules, es proverbial y conocida: reunía en su corte a filósofos y líderes religiosos para debatir sobre las diversas religiones de su vasto Imperio y convirtió a la tolerancia en política de Estado.

Algunos estudiosos creen que la convivencia relativamente pacífica entre musulmanes e hinduistas empezó a resquebrajarse después de la rebelión de 1857 contra los británicos. Lo cierto es que, en el siglo 20, los ingleses contribuyeron una y otra vez a abrir la brecha entre hinduistas, musulmanes y sikhs, al apoyarse en uno u otro grupo para apuntalar su dominio sobre la India.

El proceso se aceleró después de 1918. Gran Bretaña había salido debilitada de la guerra y cedió una y otra vez ante el astuto líder de la Liga Musulmana hindú, Mohammed Ali Jinnah. Los británicos aceptaron, por ejemplo, que hubiera electorados separados -los musulmanes elegirían a propios representantes- y no supieron decirle no a Jinnah cuando exigió que el territorio de la India británica se dividiera para dar a luz un Estado islámico -Paquistán-, donde se refugiarían los musulmanes supuestamente amenazados por un futuro e hipotético Raj hindú.

Las negociaciones finales determinaron el destino de la India colonial. Lord Mountbatten, el último virrey inglés, redujo a 10 meses el periodo de transición. Negoció apresuradamente el fin del Raj británico; dio el visto bueno a la frontera entre India y Paquistán -que se...

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