Isabel Turrent / Francia: ¿la VI República?

AutorIsabel Turrent

Ese parece ser el destino político de Francia después de la campaña que terminó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 23 de abril, con el triunfo de Emmanuel Macron y Marine Le Pen, que se enfrentarán en la segunda vuelta el 7 de mayo.

Los cimientos de la V República, que nació en 1958, por obra y gracia del general De Gaulle (a cuyo legado apela hasta el Frente Nacional [FN] de Le Pen, cuyo ideario se parece al de De Gaulle como un huevo a una castaña), se han cuarteado sin remedio.

La Presidencia mayestática que imaginó y encarnó De Gaulle, encabezada por un líder por encima de las grillas partidistas y del trabajo sucio de gobernar (el primer ministro debía pagar los platos rotos), se ha debilitado al grado de que el actual presidente Hollande no se atrevió a buscar la reelección. Los partidos políticos fruto de la V República, que se alternaron en el poder por decenios -los Republicanos de centro derecha y los Socialistas de centro izquierda-, no estarán en la segunda vuelta por primera vez en la historia de la V República.

Se movieron a los extremos y dejaron vacío el centro: el territorio que ocupó Macron como independiente a la cabeza de su movimiento ¡En Marcha! Y dejaron que grupos que habían ocupado siempre la franja lunática -el FN (un partido racista, que odia a los inmigrantes, a los musulmanes y a la Unión Europea [UE] y trafica con la demagogia populista), y Jean-Luc Mélenchon (que desde la extrema izquierda, se declara admirador de Castro y dice que los "banqueros son parásitos" y el libre comercio "destruye todo")-, se convirtieran en actores políticos legítimos.

Los comatosos partidos de la V República tendrán que reconstruirse o desaparecer; el próxim@ president@ tendrá una doble tarea titánica: enfrentar la debilidad institucional del Estado en lo político y la división del país, por razones tanto políticas como económicas. División que le regaló a Le Pen y Mélenchon más del 40% de los votos el 23 de abril, y más grave aún, el 50% de los votos de los jóvenes, los más afectados por el altísimo desempleo en Francia.

La paradoja es que esos jóvenes rechazan a la Unión Europea que, con todos sus defectos burocráticos, ha promovido la industrialización y el desarrollo europeo por décadas. Y no entienden que son...

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