Isabel Turrent / Dogmas y salud pública

AutorIsabel Turrent

La resolución de la Suprema Corte de Estados Unidos que decidió anular el mandato de Roe v. Wade, que protegía el derecho de las mujeres al aborto legal, es un síntoma más de la erosión de la democracia estadounidense. Los seis jueces que votaron a favor pasaron por encima de la opinión de la mayoría de ciudadanos -dos tercios- que estaban a favor de mantener los derechos establecidos en Roe v. Wade.

Dejaron el asunto de los derechos reproductivos de las mujeres en manos de los estados del país y abrieron la caja de Pandora de una mayor polarización entre los demócratas, que no penalizarán el aborto, y los republicanos -más de 20 estados- que han criminalizado ya el aborto hasta en casos de violación o incesto.

Estados Unidos ha regresado a los tiempos de los abortos ilegales con el añadido de la vigilancia omnipresente del Estado y la criminalización, no sólo de las mujeres embarazadas, sino de sus médicos, con acceso abierto a sus historias clínicas y cualquier información que guarden en sus celulares.*

El concepto teológico, doctrina de la iglesia católica y de los cristianos evangélicos detrás de la decisión de la Corte, que predica que un feto tiene desde la concepción mayores derechos que la madre, no es nada nuevo. Es la creencia que obliga a la mujer a llevar un embarazo a término, aun a costa de su salud y su vida. Una política de control y terror -que destruye los derechos y la autonomía de las mujeres- que fanáticos como los de la Corte han impuesto a lo largo de la historia cuando tienen poder político y amarres con un nacionalismo trasnochado.

¿Cómo es una sociedad así? Como fue Irlanda por centurias hasta bien entrado el siglo XXI. Si quieren el rompecabezas completo, lean A personal history of modern Ireland, el maravilloso libro que Fintan O'Toole publicó hace un año. En medio de las luchas sectarias y la violencia brutal entre protestantes y católicos, la iglesia católica se alió con el poder político en turno y ambos se transubstanciaron en Irlanda. Uno legitimaba al otro -la iglesia hacía caso omiso de la corrupción abismal de los políticos- y estos dejaron a la religión perfilar a la sociedad: la iglesia tenía el control total de la moral social, de la salud y de la educación.

El aborto fue declarado ilegal en 1861. El castigo era la "servidumbre penal de por vida". El mismo que se aplicaba a las mujeres que se embarazaban...

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