Isabel Sepúlveda / El efecto mariposa

AutorIsabel Sepúlveda

En 1963, mientras el científico Edward Lorenz, padre de la teoría del caos, realizaba en su computadora una investigación sobre previsiones climatológicas, hizo una pausa para prepararse un café. Cuando regresó a su escritorio, la computadora había simulado derivaciones nada parecidas a las anteriormente obtenidas. Sucedió que la máquina había hecho un ligerísimo redondeo, de ahí los sorprendentes resultados. Así, Lorenz fijó un paradigma: una mínima variación inicial puede producir alteraciones considerables a corto y mediano plazo. ("Flujo determinista no periódico", Journal of the Atmospheric Sciences, 1963).

Si hay algo que la emergencia del covid-19 ha comprobado, es la respuesta a la pregunta fundamental de la teoría del caos y el efecto mariposa: ¿en un sistema caótico e impredecible, el aleteo de una mariposa en China podría causar un huracán en América?

Algo invisible como el coronavirus ha cimbrado a todo el planeta. No sólo los sistemas sociales y económicos están siendo afectados. Gracias a la obligada pausa de gran parte de la humanidad en sus actividades cotidianas, también la naturaleza ha podido dar un respiro al deterioro que le causa su indolencia.

El tiempo y el espacio no son lineales ni predecibles. La consecuencia práctica del efecto mariposa es que sistemas complejos como el estado del tiempo, las sociedades, la política o la Bolsa de Valores, son difíciles de predecir con seguridad, por eso, en la mayoría de los casos, es más certero hablar de probabilidades.

En este momento de incertidumbre, la acción que cada individuo, mexicano o extranjero, tome, aumenta las probabilidades de desembocar en un caos o inclinar el rumbo hacia una nueva etapa basada en el compromiso y la responsabilidad individual con un sentido comunitario.

¿Pánico, irresponsabilidad, mezquindad? ¿Compromiso y solidaridad para que la emergencia afecte lo menos a los más necesitados? ¿Qué tipo de acción decide usted tomar?

Pánico son las compras desmedidas de alimentos, artículos higiénicos y de uso diario. Claro ejemplo de una profecía autocumplida: nuestras acciones provocan que aquello a lo que tememos se cumpla. El consumo excesivo en pocos días impide a las cadenas productivas suplir a tiempo la enorme demanda. Entonces, nosotros mismos provocamos la temida escasez.

La irresponsabilidad con que ha actuado el gobierno federal ante la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR