La ironía cibernética

AutorPeter Sloterdijk

Quisiera, para bosquejar un comentario ontológico a la problemática de Matrix, aplicar a este constructo cósmico el concepto de ironía cibernética. Es interesante que esta ironía consiga, evidentemente, mostrar a otros haciendo aquello que, en tanto que ontólogo ordinario del fundamento, no se puede ver, es decir, aquello de ser-en-el-mundo (In-der-Welt-sein). Es ésta una posición que se caracteriza por poder ser vivida solamente en el modo del ser-en-sí-mismo (In-Sein), ya que no permite ninguna experiencia externa -se dice- por tener el ser-en-el-mundo la estructura de una inmersión absoluta.

La ironía cibernética es una forma de ironía que remite a las inmersiones, muestra que uno está metido en algo. Sostengo ahora que la ironización de la inmersión representa un nuevo criterio de civilización, y que a partir de tal criterio puede ser también definida la función civilizadora de la ciencia-ficción y de formas lúdicas afines de tecnología especulativa. Lo que se llama ciberespacio es una disposición técnica de la inmersión bajo el presagio de su permutabilidad. El ciberespacio muestra también el reverso estético de la ontología fundamental. Se entra por entero en un espacio, del que todavía poseemos no obstante dos opiniones ontológicas opuestas: según una de ellas, decimos que es un espacio irreal o virtual, porque lo consideramos como no-visitantes, y que no presenta porción alguna del continuum público; según la otra, decimos que lo habitamos como un espacio real, en la medida en que somos sus visitantes y no ponemos el acento en su virtualidad. La humanidad antigua conquistó su experiencia por medio de esta diferencia, la alternancia del mundo de la vigilia y el mundo del sueño, uno de los cuales describía como verdadero, común a todos, y el otro como falso y privado. El cristianismo inauguró a su modo una ironía de inmersión con su creencia de que el hombre que emergía del agua del bautismo ya no era el mismo, sino otro diferente que el que se había sumergido en ella. El mundo de hoy colectiviza y tecnifica incesantemente el despertar de los sueños y la ironía bautista, ofreciendo variantes cinematográficas y alternativas cibernéticas en el espacio de la vigilia. En este sentido, el ciberespacio es el principal generador de ironía de nuestra época: no sorprende que esté poblado de androides, los cuales ya no se pueden diferenciar a simple vista, ni es necesario saber si son hombres verdaderos o replicantes.

Con este problema de...

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