Irma Martínez / Sumas que restan

AutorIrma Martínez

Es inaceptable que en un país como México, el cual se encuentra dentro de las 15 mayores economías del mundo, existan más de 60 millones de pobres.

Ah, y no sólo eso: la pobreza sigue en aumento y los que no son pobres, cada vez pasan más dificultades.

EL NORTE publicó el jueves que el poder adquisitivo general del ingreso laboral de los nuevoleoneses cayó 6.1 por ciento a tasa anual en el cuarto trimestre del 2017.

En cuanto al poder adquisitivo de la canasta básica, el ingreso laboral por habitante cayó aún más en el periodo octubre-noviembre del 2017, a un ritmo de 8.2 por ciento.

Es vital tomar conciencia de que la desigualdad económica en México es abismal. Y una de las principales causas de esto es la precaria educación que recibe la mayoría de la niñez mexicana.

Obviamente, en cuanto a infraestructura no hay un buen panorama: el 40 y tantos por ciento de las escuelas públicas funcionan sin drenaje, y entre el 10 y el 12 por ciento carece de baños.

O sea, para la Secretaría de Educación, el hecho de que no existan los servicios esenciales en muchos centros educativos parece ser asunto de poca importancia. Además, es altísimo el porcentaje de alumnos sin acceso a internet.

Esas carencias ponen en desventaja a la educación pública. El fenómeno está ligado a la falta de oportunidades y, por ende, tiene una estrecha relación con la actividad criminal, pues es lógico que el hambre provoque la imparable delincuencia que tiene en vilo a la nación.

El rezago educativo y la pobreza seguirán creciendo como hierba mala y México irá en retroceso mientras se perpetúen las malas prácticas como el robo y desvío de dinero público a campañas políticas.

Una grandísima parte de los ciudadanos sentimos que, para lograr un México más justo y equitativo, es indispensable que se dé un cambio -radical, incluso- de régimen, con un enfoque de justicia social. Totalmente distinto a los Gobiernos federales de las últimas décadas.

Las encuestas de Grupo REFORMA indican que el pueblo ya no aguanta más de lo mismo; ese sello de corrupción y esa visión inhumana que han dejado los Moreira, Duarte, Medina, Borge, y tantos más, nos han llevado al hartazgo.

Sin embargo, en México los cambios no se dan con...

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