Irma Martínez / ¿Lo malo también cuenta?

AutorIrma Martínez

Habría que preguntarle al Presidente: ¿Y lo malo también cuenta?

La pregunta es porque la corrupción en nuestro País se presenta al desnudo.

Son demasiados los casos de servidores públicos acusados de corrupción, muchas veces en contubernio con la iniciativa privada.

Hoy en día, esa impunidad de la que presumen ex Gobernadores cuestionados y/o imputados es la fiel radiografía del drenaje de aguas negras que corre por el aparato gubernamental.

El cáncer de la corrupción está enquistado en las entrañas del Gobierno mexicano, el cual permea a buena parte de las instituciones nacionales, lo que nos ha llevado a consecuencias muy destructivas para el País.

Ese atropello a las leyes que enfrentamos día con día los mexicanos se deriva de la mezquindad de nuestros gobernantes. Todo se queda en discursos, promesas falsas o, por ejemplo, en reformas que se cocinan y luego resultan inoperantes.

¿De qué ha servido la reforma educativa, cuando millones de niños mexicanos reciben una precaria educación que va de la mano con la pobreza y la falta de oportunidades?

A ello le tenemos que sumar los miles de centros educativos "patito" que abundan en el País.

Las universidades "patito" se afanan en ofrecer estudios para cursar las carreras de mayor demanda.

No obstante, estos centros educativos son un verdadero peligro para México, ya que no buscan servir a la sociedad, sino obtener dinero.

Sin escrúpulos, olvidan que el auténtico sentido de una universidad debe ser la responsabilidad, no sólo para con su alumnado, sino para con el desarrollo del País.

A México le urge una alerta en serio para evaluar preparatorias y universidades de este tipo, revisar sus planes de estudio, en los que muchas veces hay sombra de insuficiencia.

Tampoco hay que dejar de lado que en la actualidad muchos jóvenes quieren horarios atractivos y accesibles para emprender sus estudios, y entre menos tiempo estén en las aulas es mejor, situación que aprovechan estos mercenarios.

El coctel es perfecto: a estos jóvenes realmente no les interesa aprender, su único objetivo es obtener el papel que los avale como "profesionistas", y es ahí las universidades "patito" hacen su negociazo.

Hace unas semanas...

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