'En Iraq ya no se puede reportear libremente'

AutorMónica Delgado

MURAL / FRANCIA

PARÍS.- Para un periodista occidental trabajar en Iraq es hoy una quimera, lamenta Georges Malbrunot, reportero del diario francés Le Figaro, secuestrado en el 2004 por el Ejército Islámico en Iraq, junto con su colega Christian Chesnot, de la radiodifusora RFI.

"Ya no se puede trabajar en Iraq de forma libre. Se puede seguir al Ejército estadounidense o trabajar encerrado en la habitación de hotel. Pero un periodismo como el que ejercemos ya no se puede hacer", afirmó en entrevista con MURAL el comunicador que pasó 124 días en cautiverio.

"Nuestro secuestro cambió nuestra visión sobre el conflicto en Iraq y también tuvo un impacto fuerte sobre la situación de la prensa en ese país. Desde ese momento la prensa occidental está casi ausente en Iraq", explicó.

"Los occidentales que quedan y las agencias trabajan desde su hotel recabando la información a través de periodistas iraquíes que son los únicos que pueden moverse".

"Por el momento habrá que contentarse con ese tipo de información ya que no creo que la situación cambie en un futuro próximo. Yo no vuelvo a Iraq por un buen momento. No hay que tentar al diablo dos veces. Sería irresponsable de mi parte y la gente en Francia que tanto se movilizó no lo entendería", sentenció el reportero galo.

Malbrunot y Chesnot fueron secuestrados el 20 de agosto del 2004 cuando se dirigían con su chofer sirio, Mohamed Al-Yundi, hacia Najaf, ciudad santa chiita al sur de Bagdad, para cubrir el sitio del Mausoleo de Alí (donde estaban reclusos los partidarios del líder religioso Moqtada Al Sadr) por parte del Ejército estadounidense.

Durante el trayecto el grupo se detuvo a la orilla de la carretera para que Malbrunot dictara un artículo a su periódico.

"Bajamos la guardia unos minutos que bastaron a los rebeldes para detectarnos", comenta. Poco después los interceptaron, sin disparar ni un tiro los bajaron y metieron a Malbrunot en la cajuela de un automóvil.

El vehículo los condujo hasta una granja maloliente cerca de Latifija, al sur de Bagdad, donde los esposaron, les vendaron los ojos y los interrogaron.

"Las primeras horas son las más difíciles porque de pronto se derrumba todo un mundo, el de la libertad, y se abre uno nuevo, el de la detención. Es un shock terrible y por la mente pasan mil preguntas sobre quiénes son los raptores, qué quieren, qué va a suceder", cuenta Malbrunot.

Con una experiencia de varios años de reportaje en Medio Oriente, los dos periodistas que hablan árabe...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR