Si tiene que ir al hospital...

AutorAlma Isabel Torres

Una vez más Daniela es llevada al hospital por sus papás. El tratamiento no funcionó. Lo que todos temían llega: es necesario someterla a una cirugía. El médico trata de tranquilizar a la familia diciéndoles que no habrá riesgos mayores. Pero la angustia crece...

El papá está desconcertado; ¿por qué a nosotros?, se pregunta incansablemente. Su mamá llora casi todo el día, no duerme y casi no come. Daniela absorbe en silencio la angustia. Cree que lo que le sucede es un castigo... Tal vez porque ayer no obedeció a su mamita...

Diariamente, cientos de niños son ingresados a un quirófano por razones que van desde intervenciones "sencillas" como quitar las amígdalas, hasta lo más complicado, como operaciones del corazón, cáncer, trasplantes o hasta amputaciones.

Todo suele girar principalmente en el éxito que dichas operaciones pudieran tener pero, ¿y las dudas y angustias que viven tanto el pequeño como su familia? El psiquiatra Juan José Flores dice que todo niño 'normal' que debe ser hospitalizado o intervenido quirúrgicamente, requiere apoyo psicológico antes, para brindarle seguridad y desvanecer sus temores y dudas.

Pero si se trata de un menor con problemas emocionales o que perderá alguna parte de su cuerpo, entonces el abordaje terapéutico se extiende un poco más, previo y posterior a la operación. Y también para los papás.

"Cuanto menor es la edad del niño y mayor la duración de la hospitalización, esta experiencia será más perturbadora y mayores serán las repercusiones emocionales", señala por su parte Arlene Sulkes Spitzman, en la Revista Mexicana de Psiquiatría Infantil.

Por ello, los especialistas recomiendan brindarle al pequeño la mayor confianza posible hablándole con la verdad; que se le expliquen las cosas de acuerdo a su edad y se le diga lo que se le va a hacer y por qué.

La visión cambia

Una experiencia como ésta se vive de distinta manera según la edad del niño.

En su artículo "Cirugía y Trauma Psicológico en un Niño", Sulkes Spitzman advierte que en el primer año de vida los principales problemas se dan al separarse madre e hijo, por la falta de contacto y estimulación, dejando como consecuencia trastornos de sueño, en la alimentación y hasta retraso psicomotor.

Mientras un menor de edad preescolar ve la hospitalización como un castigo y abandono. E incluso dependiendo de su nivel de ansiedad, algunos pueden ver la cirugía como una amenaza a su integridad física.

Los padres, ante el diagnóstico de una enfermedad grave...

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