Los 'invitados especiales'

AutorJorge Ricardo

México.- Son unos genios. Mira que llenar casi la mitad del Zócalo con acarreados y sin gastar más que en camiones, tortas de jamón, bolsitas de agua, un plástico, un pin, un sticker y una pulsera.

"El sticker nos lo dio una licenciada", decía Demetrio, un joven que llegó en uno de los 40 camiones que salieron de Puebla.

En Tlaxcala, los beneficiarios de la Sedesol se quejaron que los obligaron a ir, y ya en el Zócalo una niña tlaxcalteca fue de las primeras en pedir la asistencia de la Cruz Roja.

El Zócalo ya estaba oscuro y los movilizados todavía ni sabían si les darían algo de dinero.

"Nos dijeron que sí, ayer, que habría un apoyo, quién sabe", decía un hombre de Cuautitlán, con un impermeable de lona blanco, mirando la pantalla de la esquina de Pino Suárez donde la cantante María José excitaba a su auditorio.

Desde antes de las tres de la tarde, la Avenida Hidalgo ya estaba ocupada por camiones hasta en doble fila. Bajaba la gente con sus tortas de jamón y su bolsita de agua, su sticker y su pulsera y aquello parecía desfile para entrar al homenaje de Juanga en Bellas Artes.

A esa hora ya había una fila de granaderos sobre la Alameda para impedir el paso a quienes pedían la renuncia de Peña Nieto, pero mancitos ante la pulsera y el pin de los acarreados que sin mayor revisión entraban por detrás de la Catedral Metropolitana.

Elementos del Estado Mayor, de la Policía Federal y de la Policía Auxiliar abrían las vallas con las que estaba dividida la plancha y los dejaban pasar sin mayor requisito que mostrar la pulsera, el sticker o el pin que les dieron los líderes.

"Los que pasan son invitados especiales, por eso traen su sticker", explicaba un elemento del EMP.

Los movilizados más cercanos a Palacio Nacional decían que venían de Puebla, Querétaro e Hidalgo, y los de Coacalco, Tecámac, Cuautitlán y Ecatepec estaban cerca del asta bandera.

La señora Victoria explicaba que llegó con unas 40 personas desde Tecámac, Estado de México.

Quién lo dijera, Jordi Rosado que ya no pudo participar en el Festival de las Letras de San Luis Potosí por el escándalo que causó su conferencia "2, 3 Netas" -de 123 mil pesos, el 6 por ciento del presupuesto total- ayer reaparecía en él Zócalo, como maestro de ceremonias en el templete de los músicos. Y aquí también tiraba dos, tres netas.

Una neta: que él ya agarró de cliente al gobierno para esto del Grito. Otra neta: que su humor no se renueva. "A ver gente de Monterrey, ¿hay gente de Monterrey?", y no...

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