Opinión Invitada / Óscar Ochoa: Las disyuntivas del PAN

AutorOpinión Invitada

El PAN se encuentra actualmente en un proceso de ajuste en sus dinámicas internas, de replanteamiento de su misión histórica y hasta de sus estrategias políticas, tras 12 años de ejercicio del poder a nivel federal.

Sus pugnas internas y los adversos resultados electorales, además del cuestionado liderazgo de su dirigente, Gustavo Madero, han marcado la tendencia en este instituto político.

Gustavo Madero llegó a la presidencia nacional del PAN en diciembre del 2010 con un halo de añoranza democrática prerrevolucionaria, como lo aseveró el entonces Presidente Felipe Calderón: "En estos tiempos es buena señal que un Madero esté al frente del PAN". Pero los tiempos de hoy y la etapa histórica en que nos encontramos difieren de los de hace un siglo.

El protagonismo de Gustavo Madero ha dado la nota en los medios de comunicación, con frases que pudieran calificarse de poco afortunadas, aunque también de provocadoras.

En una reciente entrevista, al ser cuestionado sobre su retiro tras las pasadas elecciones en algunos estados del País, declaró que analizará de aquí al 10 de agosto, fecha en que se renueva la dirigencia, si se retira entre aplausos, como la actriz sueca Greta Garbo, o si los recientes resultados indican que su permanencia podría ayudar a su partido a seguir avanzando.

"El PAN viene de regreso", mencionó mostrando su oráculo celular que indicaba que en poco menos de 65 meses el partido se instalará de nueva cuenta en Los Pinos.

Si bien el PAN ha perdido espacio en el escenario político, pasando a ser la tercera fuerza en las pasadas elecciones presidenciales, con las elecciones del domingo pasado su influencia logró crecer un 30 por ciento, pasando de gobernar de 9 millones a 12 millones de ciudadanos, aunque el PRI, a pesar de la disminución de aproximadamente un 10 por ciento, gobierna ahora alrededor de 20 millones.

A pesar de que buena parte de la militancia no se ha sentido representada por su dirigente nacional, lo mismo ha ocurrido con los líderes panistas anteriores en el presente siglo, y lo mismo sucede en otros institutos políticos, por lo que consideramos que no bastaría con remover a Madero.

El líder del PAN debe ser una persona congruente con los momentos que vive el partido. Debe tener la entereza para sortear los retos que se perfilan para un partido que ya tuvo el favor de la mayoría en las urnas y que por ello ejerció el poder federal, y estatal en algunos casos, pero que igualmente lo perdió tras el desencanto...

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