Opinión Invitada / Ignacio Salazar Mariscal: Seguridad privada

AutorOpinión Invitada

La seguridad pública es una función a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los Estados y los Municipios, que tiene como fines salvaguardar la integridad y derechos de las personas, y preservar las libertades, el orden y la paz públicos.

Cuando el Estado no cubre a la población, la totalidad de las necesidades que ella tiene, crea un hueco que es llenado por el sector privado, como en el caso de los servicios de salud, de educación o de seguridad pública.

El incremento de los delitos y el deseo de los ciudadanos de conservar sus bienes y derechos han contribuido a generar un gran "mercado de la inseguridad" en el cual participan empresas nacionales y extranjeras que se dedican a prestar servicios de vigilancia y seguridad.

Se calcula que a nivel nacional operan más de 8 mil empresas de seguridad privada que emplean a 450 mil personas, generando 28 mil millones de pesos al año, que representa el 1 por ciento del Producto Interno Bruto.

El aumento de la población y el crecimiento de las ciudades originan una gran demanda de servicios públicos, en el caso específico, seguridad. Día con día hay más comercios, viviendas, empresas y lugares de recreación a los que hay que brindarles este servicio.

Resulta materialmente imposible para el Estado proporcionarles seguridad a todos, y es ahí donde intervienen personas físicas y jurídicas dedicadas a esta actividad.

La doctrina legal establece que la seguridad privada es una concesión especial que el Estado otorga a un particular para que pueda proporcionar determinados niveles de seguridad, más allá de lo que la seguridad pública debe y puede proveerle, en determinados lugares y bajo ciertas condiciones. Muchos de los bienes y servicios que se contratan satisfacen necesidades estrictamente privadas que la ciudadanía no tiene por qué subsidiar.

La seguridad privada vende prevención (evitar daños y pérdidas), en gran parte su éxito se debe a ello. Se trata de una prevención basada en la vigilancia y disuasión, no en atajar las causas de los problemas. La sociedad en condiciones normales tiende a demandar prevención más que represión.

La cesión parcial de la seguridad a empresas privadas no es una fragmentación del monopolio de la violencia legítima que el Estado posee, sino que responde al criterio de optimizar los recursos humanos, apartando a los agentes de la Policía cualificados de ciertas funciones que se consideran rutinarias o de poca trascendencia para la ciudadanía en general.

Las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR