FRONTERA INVISIBLE / Hacia una política exterior sin patrañas

AutorSergio Muñoz Bata

"Vengo a Europa" dijo el vicepresidente Biden, "como representante de una nueva Administración decidida a instaurar un nuevo tono no sólo en Washington, sino en las relaciones de Estados Unidos con el resto del mundo. Vamos a dialogar. Vamos a escuchar. Vamos a consultar. Estados Unidos necesita al resto del mundo de la misma manera que el resto del mundo necesita a Estados Unidos". Del contenido del discurso de Biden han habido diversas interpretaciones. Hay quienes piensan que el cambio de tono presagia los cambios sustantivos que experimentará la política exterior del país.

En su reporte para la organización Stratfor Global Intelligence, George Friedmann ha escrito que aparte del evidente cambio de tono y del entusiasmo que generó en la audiencia oír a Biden en vez de a Dick Cheney, lo verdaderamente interesante fue constatar que en el fondo, la Administración de Obama no cambiará de manera sustantiva la política actual. Y citó como ejemplos la continuidad de la política norteamericana hacia Irán, Rusia e inclusive vis-a-vis Europa.

Más justos han sido los comentarios de quienes señalan que aunque Biden hizo un análisis realista de la situación mundial y de cómo enfrentarla, no ofreció suficientes detalles para poder precisar las diferencias entre la vieja y la nueva política exterior del país.

En este sentido, para poder evaluar las posibles diferencias o similitudes entre las dos Administraciones, sugiero empezar por revisar los pronunciamientos que sobre el tema ha hecho la nueva Secretaria de Estado, Hillary Clinton, revisar las trayectorias de quienes han entrado ya al equipo de relaciones exteriores y repasar las principales tesis de los expertos cercanos a la Administración de Obama. La nueva política exterior, ha dicho Clinton, se sustenta en tres pilares: la defensa, la diplomacia y el desarrollo, subrayando la primera diferencia fundamental con la vieja política exterior al dejar fuera la otra D, la de la democracia. La D que George W. Bush esgrimiera como pretexto para embarcarse en sus mesiánicas aventuras que pretendían convertir al mundo en un espacio hipotéticamente hecho a imagen y semejanza de Estados Unidos.

Cuando Clinton habla de defensa, habría que destacar que el simple hecho de que recupere el sentido tradicional del término y rechace explícitamente y con vehemencia la teoría de la "guerra preventiva" improvisada por Bush y sus secuaces, bastaría para establecer otra distinción con el pasado inmediato. El...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR