La invención de Bush

AutorJosé Saramago

La carrera política y empresarial de George Walker Bush, hijo del director de la CIA y, más tarde, 41 presidente de Estados Unidos, George Herbert Walker Bush, se encuentra narrada y documentada en no pocas obras que han investigado los sótanos de la política estadounidense, y constituye un ejemplo perfecto y acabado de arribismo sin escrúpulos. Este artículo, tanto por la brevedad como por la falta de pretensión debe ser entendido sólo como una mirada estupefacta sobre uno de los más deprimentes espectáculos representados en el escenario donde implacablemente se juega, como si de simples marionetas se tratara, con el destino de millones y millones de seres humanos. Los avatares y los caminos que acabaron sentando a George Walker Bush en el trono imperial y colonial de la Casa Blanca son en general conocidos, pero creo que puede ser de alguna utilidad en estos días que corren, como un resumido vademécum, la relación de las principales etapas que marcaron la vida y milagros del actual (y fraudulento) Presidente de Estados Unidos de América del Norte, George Walker Bush, a quien los amigos, en el tiempo de la juventud (y quién sabe si todavía hoy), llamaban cariñosamente W. Y ya que, según las mejores biografías autorizadas, George Walker, igual que Saulo al caer del caballo en el camino de Damasco, recibió de las alturas la iluminación de la gracia que, en su caso, le hizo dejar el alcohol y arrepentirse de la vida disoluta en que se le estaba perdiendo el alma, me permitiré, tomando como piadoso ejemplo las estaciones del vía crucis cristiano, enumerar algunos pasos de la peculiarísima via triunfalis que, por ser el hijo mayor de su señor padre, le habría de conducir hasta el ombligo del mundo, más conocido como Despacho Oval.

Helas aquí: la primera estación muestra hasta qué extremo influyó el peso político y empresarial paterno para que George W. fuese admitido y obtuviera fáciles diplomaturas en las universidades de Andover y de Yale; en la segunda estación se explican las maniobras y los artificios de que George W. se sirvió para que lo situaran en el primer lugar de una lista de espera de miles de candidatos a inscribirse en la Guardia Nacional de Texas y de esa manera tener una excelente razón para no ir a la guerra de Vietnam; en la tercera estación se destapará el engranaje financiero empleado para reflotar las compañías petroleras de George W. cuando estaban al borde de la quiebra; en la cuarta estación se aclara el laberíntico...

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