Invade a México narco colombiano

AutorRolando Herrera

Los delincuentes extranjeros que más presencia tienen en México son los colombianos.

En los centros de reclusión del Distrito Federal están encarcelados 48 ciudadanos de ese País, de los cuales, 37 son hombres y el resto mujeres.

En los tres penales de máxima seguridad, el Altiplano, Puente Grande y Matamoros, están encarcelados nueve colombianos; en tanto que en el de mediana seguridad, ubicado en Nayarit, hay cinco.

Los colombianos encarcelados, de acuerdo con distintos expedientes, se encargaban de supervisar la entrega de la droga, hacer negociaciones con capos mexicanos, cobrar los pagos y enviar los dólares a su país producto de la venta del estupefaciente.

Las mujeres de esa nacionalidad encarceladas, están acusadas principalmente de intentar sacar del País dólares ocultos en su equipaje o sus ropas, así como de lavar dinero mediante la adquisición de bienes muebles e inmuebles.

Carlos Flores, especialista en delincuencia organizada y narcotráfico, indicó que muchos de los colombianos que operan en el País lo hacen para verificar que los "acuerdos de confianza", que realizan los grandes capos de ambas naciones, se cumplan.

Es decir, que la droga sea entregada en los puntos acordados, ya sea cercana al territorio nacional o dentro de él, así como de recibir el pago correspondiente.

"Se encargan también de garantizar que el dinero que se obtiene producto de las drogas y de su venta en otros países o en el propio México pueda ser repatriado a Colombia", señaló.

Otro grupo más reducido de nacionales de aquel país, dijo, introduce cocaína a México y la comercializa de manera directa, pero son movimientos a pequeña escala.

Un ejemplo de esto último, lo constituye el colombiano Carlos Alberto González Prieto, alias "El Perro", quien está encarcelado en el DF y quien en marzo pasado fue sentenciado a 20 años de prisión.

Para poder lavar sus ganancias y enviarlas a Colombia, creó "El Grupo Esotérico Renacer", que tenía varios inmuebles en distintas ciudades y a nombre de los cuales hacía transferencias internacionales.

Los colombianos, indicó Flores, cumplen ahora un papel menos protagónico que el que tuvieron en los ochentas, en los que eran los amos absolutos del tráfico de drogas y existían los dos grandes cárteles históricos, el de Medellín y el de Cali.

"Distintos colombianos que fueron detenidos en aquella época, testificaban que a partir de principios de los noventas, finales de los ochentas, las reglas de operación habían cambiado"...

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