Internet y la nueva esfera pública

AutorDiego Beas

"En 2015, 3 mil 500 millones de personas -la mitad de la humanidad- tendrán acceso a Internet. Será la mayor revolución que haya conocido la libertad de comunicación y expresión. ¿Pero cómo se usará este nuevo medio? ¿Qué meandros, qué nuevos obstáculos pondrán los enemigos de Internet?".

Las preguntas las formula Bernard Kouchner, el político francés cofundador de Médicos sin Fronteras convertido en ministro de Exteriores. Algo debe saber sobre los efectos de la masificación sin fronteras de herramientas de comunicación que están transformando la manera en que las personas y los gobiernos interactúan, se comunican y organizan. Kouchner pone el dedo en la llaga al preguntarse cómo se usará este nuevo medio. La respuesta no es tan obvia como la pregunta. Las posibilidades son amplias y de naturaleza muy diversa. Así como Internet ayudó a aupar al primer presidente negro de Estados Unidos o contribuyó decisivamente en el rescate después del devastador sismo en Haití en enero de 2010, también ha sido utilizado por el régimen chino para perseguir, encarcelar e incluso condenar a muerte a disidentes políticos. Del mismo modo que se ha convertido en una de las pocas vías de comunicación con las que cuenta la oposición cubana, también es la vía mediante la cual diversos gobiernos, de Canberra a Madrid y de Roma a Caracas, ejercen diversos niveles de control sobre sus ciudadanos y las actividades que desarrollan en el mundo virtual.

"No es capitalista, no es socialista, todo depende de cómo se utilice", dijo Hugo Chávez de la red. Un líder que no siempre se ha mostrado a favor de la libertad de expresión y del flujo libre de información. "A las democracias les es muy difícil controlarlo todo -dice Kouchner- yo no comparto la ingenua opinión de que, por naturaleza, una nueva tecnología, por potente que sea, hace progresar necesariamente la libertad". Depende. Todo depende.

Tanto Kouchner como Chávez tienen claro el quid de la cuestión: la diferencia está en cómo se utiliza. Desde ópticas distintas -incluso opuestas- la conclusión es la misma. Tanto para el Estado liberal moderno como para los regímenes autoritarios -y aprendices de dictador-, la cuestión está en cómo se emplea la potentísima herramienta de comunicación en la que se ha convertido Internet. ¿Censura, fustigación, vigilancia estatal, control de la oposición, educación, empoderamiento ciudadano, circulación libre de información o mayor eficacia en las instituciones y procesos de...

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