Una intensa Zona Maco

AutorYanireth Israde e Israel Sánchez

Volvió la efusividad, los besos en el cachete desprovisto de cubrebocas, los abrazos, los recorridos en racimo por Zona Maco, que en su primer día registró copiosas filas desde su apertura.

"Al martes, en boletos teníamos el triple vendidos (en comparación) a la misma fecha el año pasado", compartió ayer a REFORMA Zélika García, fundadora de la que es considerada la cita más importante del arte contemporáneo en Latinoamérica.

"La gente está más relajada, al menos lo que yo veo es que hay menos miedo de la pandemia, del Covid. Entonces, ya no hay esa sorpresa de querer estar juntos, sino la seguridad de que las cosas volverán a la normalidad. Y eso es estupendo", dijo a este diario Milo Gatti, de Galleria Continua, con sede en lugares como Italia, China y Cuba, donde un inconfundible espejo de Anish Kapoor obliga a hacerse la selfie de rigor.

"Creo que, incluso mentalmente, para la gente el arte vuelve a ser un lugar dónde olvidar las maldades que hemos padecido", expresó, por su parte, Fernando Cordero, director de la madrileña La Caja Negra, presente en la feria desde su primera edición, y uno de los más confiados en el regreso de una gran afluencia a Zona Maco.

Aunque el temor por el contagio de Covid-19 parece desplazado, la pandemia ha dejado una huella patente no sólo en obras, como la escultura del fotógrafo argentino Marcos López, expuesta por LMI Gallery y considerada un gesto de desesperación ante la zozobra que implicó la propagación del virus, sino también en las predilecciones de los artistas, por ejemplo, la pintura.

"¡Mira cuánta pintura! Quizá esta sobrematerialidad pueda estar relacionada con el interés de hacer algo más específico, más delimitado, al menos ésta es mi primera impresión, y creo que ciertos temas irán apareciendo dentro de nuestro trabajo (en relación con la pandemia), pues a todos nos ha tocado de formas muy personales", compartió la artista Magali Lara, representada en esta feria por la Galería RGR.

"Este regreso a la pintura tiene que ver con cierta necesidad de certeza de un objeto delimitado: para mí es claramente un anhelo de algo estable", enfatizó, y mencionó también la incertidumbre que detona la cuestión climática.

Otro ejemplo es la obra de la artista Megan Dominescu tejida en una alfombra que presenta a Jesús mientras juega, delirante, con el planeta.

Tal era la concentración de visitantes en la primera jornada de la feria, que los roces entre personas atentas más a las piezas expuestas que al...

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