Intenciones y coincidencias

El comienzo de cada nueva legislatura pero sobre todo el inicio de cada nuevo ciclo de gobierno es siempre motivo de construcción de las agendas legislativas que los actores con capacidad de iniciativa ofrecen impulsar.

Las agendas de los políticos expresan -en teoría- lo que estos actores están dispuestos a empujar, a promover, a hacer avanzar. Eso y no otra cosa es una agenda política: un conjunto de cosas que han de ser llevadas a cabo. Y digo en teoría porque la experiencia nos muestra que muchas de las propuestas que aparecen en sus agendas o bien son meras piezas discursivas o bien se traducen en iniciativas que son presentadas al pleno con la intención de que se envíen a las comisiones correspondientes y su destino sea el de los archivos de las Cámaras.

En términos de actores, el origen principal de las agendas legislativas son el Poder Ejecutivo y los grupos parlamentarios. En términos de insumos, las agendas legislativas se nutren de tres fuentes. Primero, de la agenda pública conformada por lo que piensa y quiere la gente y que típicamente se mide a través de las encuestas de opinión que nos dicen cuáles son los principales problemas y demandas en la percepción de los ciudadanos. Segundo, de la agenda de medios que se mide a través del número de artículos, páginas, columnas o minutos que se dedican a cada tema. Tercero, de la agenda propiamente política que se expresa en los programas de acción, las plataformas electorales y las ofertas de campaña de los partidos y sus candidatos. Aunque hay un evidente traslape entre estas fuentes, cada una tiene su propia dinámica. A ellas, habría que agregar, también, las propuestas de los sectores organizados de la sociedad civil y, por supuesto, los archivos del Congreso en que se cuentan por miles -literalmente- las iniciativas que esperan ser dictaminadas.

Coincidencias

El análisis de las agendas legislativas presentadas recientemente por el titular del Poder Ejecutivo y por cada fracción parlamentaria revela dos asuntos fundamentales. Uno. Prácticamente no hay ninguna iniciativa que no haya estado presente en agendas legislativas o políticas previas. Dos. Las prioridades de los legisladores y del Ejecutivo son muy similares y las coincidencias entre las fuerzas políticas con respecto a las iniciativas concretas son muy abundantes. Coincidencias que, además, tocan los puntos más relevantes de la agenda nacional y que van desde la reforma al sistema de procuración de justicia y los juicios...

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