Integran moderno altar a Catedral

AutorSergio Raúl López

La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México ha integrado a su acervo colonial la primera pieza de arte moderno. Se trata del nuevo altar mayor, realizado por el arquitecto Ernesto Gómez Gallardo, que fue consagrado el 24 de diciembre al mediodía por el Cardenal Norberto Rivera.

El único antecedente de una obra de autor contemporáneo en el recinto, recuerda Gómez Gallardo, son unos vitrales hechos por Mathias Goeritz, si bien de "estilo conservador". Su proyecto para el altar ganó el concurso convocado por la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de México en noviembre de 1997, pero fue hasta hace dos meses cuando se le encargó la realización de la pieza.

Las avanzadas técnicas de soldadura y vaciado, explica en entrevista, le permitieron concluir la mesa de bronce a tiempo para ser consagrada en Navidad. El trabajo fue realizado por el taller de fundición Artística Gallardo, que atiende a reconocidos escultores como Francisco Zúñiga y Antonio Castellanos, autor de la Cruz de las Américas, que se encuentra a la entrada de la Calzada de los Misterios.

Desde Chalco, donde se encuentra el taller, la pieza de una tonelada de peso fue trasladada a la Catedral la noche del pasado viernes, donde fue colocada a las 3 horas del sábado 23. El altar sustituye a una mesa de madera que cumplía esa función desde los años 60, cuando el Concilio Vaticano II mandó que la misa se oficiara de frente a los feligreses y no de espaldas, disposición que volvió inoperante al viejo altar, que databa de 1850.

En el diseño de Gómez Gallardo se utilizaron finas aleaciones de bronce y tumbaga (oro y cobre), similares a las que forman las rejas del Coro, del Siglo 18, proyectadas en México por Sebastián Sanz, pero fundidas en Macao y traídas por la Nao de China. Este mismo material, comenta el arquitecto, se repite en las balaustradas de la crujía, por lo que la nueva pieza da un remate al conjunto.

De frente, el altar muestra tres líneas que componen un triángulo isósceles con el vértice alto apuntando hacia abajo, mismas que por su sencillez, asegura, no compiten visualmente con la línea manierista del edificio ni con su retablo principal, de estilo barroco.

La obra, añade Gómez Gallardo, fue ensamblada con una serie de placas cortadas triangularmente, para dar forma a una estructura que explora "la paradoja geométrica de una curva lograda solamente con rectas".

"El altar, además de ser el espacio donde ocurre la eucaristía, es también una mesa que debe tener...

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