Inspira a montaje antipatriotismo

AutorJulieta Riveroll

Tras 10 años de ausencia de los escenarios españoles, al director Rodrigo García (Buenos Aires, 1964) se le encargó conmemorar la Guerra de Independencia de España. Fiel a su sello provocador, creó un paisaje escénico "con mierda y basura".

"No me interesa la exaltación patriótica porque creo que es lo peor de los pueblos. En Latinoamérica existe mucho esa tendencia. Soy argentino y sé perfectamente lo que significa", aseguró el fundador de La Carnicería Teatro.

Versus, obra producida por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales de España, se estrena en el Teatro de la Ciudad, tres días después de la celebración del Grito en México, conservando el lenguaje violento y rabioso, al tiempo que poético e irónico, del creador y los 10 intérpretes que eligió por compartir su visión del mundo y llevar sus ideas a consecuencias extremas.

En la propuesta no hay cabida para la narración de una historia ni la construcción de personajes, mucho menos para una gran producción. García apuesta a las acciones físicas de cuerpos sucios y desnudos, a un teatro descarnado opuesto al consumismo y la globalización pero sin caer en el panfleto.

"El teatro es un lugar para expresarme como poeta, no para hacer declaraciones políticas. No hago una abstracción, hago una poética a partir del dolor y la alegría cotidianos", explicó.

García no ha abandonado la escritura y en Versus proyecta la mayor parte del texto en una gran pantalla con el propósito de convertir al público en lector y a la vez espectador de las acciones físicas que se desarrollan con música en vivo, que abarca géneros tan diversos como el flamenco, punk y la electrónica.

"Escribo durante los ensayos, en paralelo al trabajo con los actores", dijo quien comenzó su carrera como dramaturgo de obras convencionales, pero al descubrir que en el teatro la expresión no se limita a la palabra, exploró la corporalidad.

Desencantado de la ortodoxia teatral, el videoasta y performancero se volvió un asiduo espectador de arte contemporáneo, donde halló la libertad para desarrollar su lenguaje utilizando recursos multimedia, sin afán esteticista ni formal."Me pregunté qué pasa que las expresiones teatrales son tan uniformes, todo se parece tanto al final que el teatro te oprime. Los artistas plásticos contemporáneos pueden desarrollar su universo, cada cual con su material, uno con arcilla, otro con video (...) Ese tipo de libertad me servía para intentar hacer un teatro plural".

De lo político a lo íntimo

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