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AutorMariana Coppel

Dice un antiguo precepto budista: "La felicidad sigue a una mente virtuosa como la sombra sigue al cuerpo y el sufrimiento sigue a una mente no virtuosa como la sombra sigue al cuerpo; la mente es la reina".

Tener una mente más parecida a un lago cristalino que a un huracán, parar un segundo el vertiginoso viaje de los pensamientos y concentrarse en el presente, son algunos objetivos de las técnicas de perfeccionamiento espiritual asiáticas, conservadas y transmitidas desde los antiguos tiempos del buda Sidarta Gautama, hace más de 2,500 años.

La meditación es una de estas técnicas que han guiado a todas las personas que deciden confiar en que la felicidad no está en el mundo, sino en la mente que lo percibe. Que el bienestar y el malestar no están allá afuera, más bien, de la piel hacia dentro.

Geshe Michael Roach, el primer estadounidense en obtener el grado de Geshe -doctorado en budismo por el monasterio de Sera Mey en Tíbet- es un maestro dedicado a la transmisión del budismo en Occidente, y en vísperas de su presentación en el Teatro Galerías, donde dará una conferencia sobre las enseñanzas de Jesús en el Tibet, habla sobre los beneficios de la meditación.

"La meditación puede entenderse como la habilidad de concentrarse en aquello donde se posa la atención; la mente suele ser necia y siempre tratará de escapar del presente; para que funcione mejor hay que entrenarla y así generar buenos pensamientos, que son la semilla de las acciones; con un entrenamiento meditativo la mente se fortalece y se purifica; esto es lo que significa meditar, reforzar y lograr grandes músculos mentales, ya sea para tener mejores relaciones humanas, ayudar a los otros, tener mejor salud y estar más tranquilos y felices", explica Geshe Michael.

Según cuenta el maestro, no es necesario ser budista para buscar la paz interior a través de la meditación.

"Todo el mundo puede usar la meditación para mejorar su vida, en DCI (Diamond Cutter Institute) enseñamos la meditación a personas de todo el mundo sin importar su creencia ideológica; tenemos cristianos, budistas, judíos, hinduistas, y hasta comunistas y líderes de la mafia", bromea el maestro.

Es verdad que el mundo moderno puede parecer un escenario hostil para la práctica, y que, a veces, no se cuenta ni con el tiempo ni con el espacio ideal para construir una vida espiritual plena, pero justo para eso hay centros y maestros que además de guiarte en el camino ofrecen entornos propicios para la emocionante cita de la exploración interior.

Con un poco de tiempo, esfuerzo y paciencia, meditar se convierte en un placer, en un momento para el disfrute, la relajación y la reflexión.

"Cuando quieres aprender un idioma necesitas dedicar mucho tiempo en el estudio y la práctica, no es fácil pero los beneficios son muchos; lo mismo pasa con la meditación, todos pensamos que no tenemos tiempo de sentarnos 15 minutos al día, porque, claro, estamos siempre ocupados en múltiples actividades que hacemos buscando la felicidad, pero meditar es un atajo para lograr una actitud más consciente y feliz en todo lo que se emprenda".

¿Cómo sería el mundo si más gente meditara?, "La respuesta es magnífico", contesta.

"Imagina que yo empiezo a meditar y me convierto en una persona más pacífica, con mi mente en paz puedo tener claridad para solucionar la vida; mis amigos me preguntarían: ¿Por qué te ves tan contento? y yo contestaría, porque medito y siembro buenas semillas kármicas, entonces el bienestar se esparciría en el mundo como un virus; así es como debe cambiarse el mundo, no hablando o enseñando, empezando en el interior y siendo un ejemplo vivo de paz...

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