¡Que inicie la fiesta!

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BEIJING.- Un sombrero ranchero, banda en la frente con su apellido, camisa verde que decía "Sinaloa" y bandera mexicana a la espalda, fue lo que usó Marcelino Espinoza para ver a su hija ganar el oro olímpico en una escena que el señor ya sabía que ocurriría.

Don Marcelino y su esposa Felícitas Espinoza fueron parte del ruidoso grupo de unos 40 mexicanos que ayer no dejaron de gritar, cantar, brincar y apoyar a María en sus cuatro combates de Beijing 2008.

Pero el papá de la taekwondoín oriunda de Guasave, Sinaloa, ya había imaginado este momento de gloria gracias a un presentimiento de su amigo Mario.

"Antes de venirnos aquí, llegó a la casa el Mario porque tenía ganas de platicar conmigo, y yo le dije: 'cab... ésta es tu casa, ven cuando quieras'. Y qué bueno que fue porque me dijo todo esto, lo que presentía, por cierto le mando un gran saludo", relató Marcelino.

"Fíjate que yo tenía mucha fe en Dios, en la Virgen de Guadalupe, en la Virgen del Rosario, y cuando el Mario me dijo eso, me dio más seguridad".

Para estar en las gradas del Gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing, los papás de María Espinoza fueron apoyados en los boletos de avión por el Gobierno de Sinaloa, y para el hospedaje por el Municipio de Guasave.

"Nomás que pa'la papa no hubo, ni modo, a ver qué comemos", dijo con gracia el papá de la deportista sinaloense.

Eso sí, aunque el presentimiento de su amigo Mario se cumplió, don Marcelino ayer no...

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