Iniciativa Que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo.

Fecha de registro10 Abril 2008
Fecha de publicación10 Abril 2008
EmisorCámara de Senadores
EstatusPUBLICADO EN D.O.F., Aprobado, 28/11/2008
LegislaturaLX
Sesión2o Ordinario
Autor de la iniciativaEjecutivo Federal
OFICIO CON EL QUE REMITE LA SIGUIENTE INICIATIVA: DE DECRETO POR EL QUE SE
REFORMAN Y ADICIONAN DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA LEY REGLAMENTARIA DEL
ARTÍCULO 27 CONSTITUCIONAL EN EL RAMO DEL PETRÓLEO.
C. PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE SENADORES
DEL HONORABLE CONGRESO DE LA UNIÓN,
Presente.
México es una Nación privilegiada y rica en recursos naturales. Algunos de estos recursos, señaladamente el
petróleo, nos han servido para alcanzar niveles de desarrollo económico y social que seguramente hubiéramos
tardado más en lograr si no dispusiéramos de ellos.
Con el objeto de proteger y desarrollar esta riqueza, el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos ha establecido los recursos que son considerados como del dominio directo de la Nación, entre cuyas
características se encuentra que son inalienables e imprescriptibles, es decir, que nunca pueden ni deben salir de la
propiedad y dominio del Estado.
El propio artículo 27 dispuso además que, tratándose del petróleo y de todos los carburos de hidrógeno sólidos,
líquidos o gaseosos, no puede haber concesiones ni contratos y, por tanto, sólo la Nación llevará a cabo su
explotación.
Congruente con lo anterior, los artículos 25 y 28 de la propia Constitución señalan que el sector público tendrá a su
cargo, de manera exclusiva, las áreas estratégicas, como el petróleo, y que el Estado contará con los organismos
que requiera para el más eficaz manejo de tales áreas.
La presente iniciativa se sujeta estrictamente y sin ambigüedades a las disposiciones constitucionales aludidas y,
por tanto, las premisas que la orientan y limitan consisten fundamentalmente en que:
a. Corresponde sólo a la Nación el dominio y propiedad del recurso;
b. Continúa vigente y fortalecida la prohibición de que en esta materia no habrá concesiones ni contratos, a
través de los cuales se pretendan vulnerar los mandatos constitucionales;
c. El aprovechamiento y explotación del recurso sólo le corresponde a la Nación, y
d. El Estado mantiene la propiedad y el control total sobre Petróleos Mexicanos, el cual conserva además su
naturaleza de organismo descentralizado de la Administración Pública.
Ahora bien, ante los desafíos a los que se enfrenta nuestro país y el imperativo de incrementar el desarrollo
económico para, en vía de consecuencia, estar en posibilidades de atender las demandas más sentidas de los
mexicanos, como los son educación, salud, combate a la pobreza, el financiamiento de la infraestructura y la
preservación de la seguridad pública, entre otras, debemos resolver el desafío de que nuestra industria petrolera
garantice el suministro de energéticos en los próximos años y el aprovechamiento en beneficio de todos de nuestra
riqueza petrolera, superando sus enormes rezagos, y desde luego todo ello sin comprometer los principios
establecidos en la Constitución General de la República.
Ante la situación que vive la empresa y las circunstancias cambiantes del entorno internacional, la evolución
tecnológica en la industria y el surgimiento de nuevos retos de exploración y producción, es nuestra
responsabilidad abordar las diversas opciones que nos permitan enfrentar los nuevos desafíos de la industria
petrolera nacional y decidir conjuntamente el futuro de la misma.
El análisis de la evolución de la industria petrolera nacional, especialmente de las condiciones a que se enfrenta
actualmente, permitirá comprender el desafío histórico que, en materia de seguridad energética, enfrenta la Nación,
así como las razones de los cambios planteados a ese Honorable Congreso de la Unión.
Entre los años de 1938, en que se realiza la expropiación de la industria petrolera y el año de 1979, la producción
de petróleo crudo por parte de Petróleos Mexicanos fluctuó entre 95 mil y 1.5 millones de barriles diarios, siendo
1979 el año con la mayor producción.
En ese último año, con la incorporación de Cantarell a la plataforma de producción, México pasaba de ser un país
con una producción de crudo que permitía abastecer el mercado nacional y tener una participación marginal en los
mercados internacionales, a iniciar una trayectoria creciente de producción, que lo colocaba como un jugador
importante en los mercados mundiales de ese hidrocarburo. Ya en el año 2000, Pemex ocupaba el sexto lugar entre
las empresas petroleras más importantes del mundo.
En efecto, en el periodo que va de 1979 al 2004, la producción de crudo de Petróleos Mexicanos pasó de 1.5 a 3.4
millones de barriles diarios, alcanzando su máximo en ese último año. Sin embargo, a partir de ese momento la
producción de petróleo ha venido disminuyendo de manera preocupante, en consistencia con la caída en la
producción del yacimiento de Cantarell, que en 2004 alcanzó su mayor producción, con 2.1 millones de barriles
diarios, representando el 63 por ciento del total nacional.
Por su parte, en los últimos siete años la producción de gas natural se ha incrementado, al pasar de 4,679 millones
de pies cúbicos de gas por día en 2000, a 6,058 millones de pies cúbicos de gas por día en 2007. No obstante, en
términos de valor y en lo relativo a renta económica, la declinación en la producción de crudo dista mucho de
poder ser compensada con el aumento en la oferta de gas.
El descubrimiento de Cantarell, permitió elevar las reservas de petróleo crudo de 9 mil millones de barriles de
petróleo crudo equivalente a 25.6 miles de millones de barriles de petróleo crudo equivalente, lo que implicó pasar
de garantizar veinticinco años de producción, a cincuenta y ocho años. Sin embargo, ello dio lugar a que en los
años subsecuentes se descuidaran las tareas de exploración. Como consecuencia, desde 1984 se observa una
constante reducción en el acervo de reservas totales del país.
Hacia el año dos mil, la tasa de restitución de reservas apenas rebasaba el 20% de la producción, y si bien es cierto
que en los años 2002 a 2003 se dan cambios metodológicos a la forma de clasificar las reservas probadas, lo cierto
es que las tasas de restitución de reservas han estado por debajo del nivel que permite asegurar el sostenimiento de
la producción a futuro, a pesar de los incrementos en inversión orientados a las tareas de exploración de la empresa
registrados en años recientes.
Durante 2007, la tasa de restitución de reservas probadas se situó en 50 por ciento, lo que implicó una reducción
adicional del acervo de reservas de 5.1 por ciento, respecto al año anterior. Al inicio de 2008, las reservas probadas
de hidrocarburos, incluyendo crudo y gas, equivalían a 9.2 años de producción, a los ritmos actuales de extracción.
Es claro que México requiere elevar la velocidad a la que descubre nuevos yacimientos e incorpora reservas, de
manera que se pueda revertir la declinación en la producción. Ello es fundamental, toda vez que los hidrocarburos
son una fuente esencial de financiamiento del gasto público; tanto del federal, como del estatal y el municipal.
Actualmente, más del 35 por ciento de los ingresos presupuestarios del Gobierno Federal provienen de la
explotación de este recurso energético.
No cabe duda que México deberá, simultáneamente, hacer un enorme esfuerzo por diversificar sus fuentes de
energía. Los cambios tecnológicos experimentados en los últimos años en el mundo, han permitido complementar
a los combustibles fósiles, con diversas fuentes renovables de energía, que permitirán, gradualmente, sustituir a
aquéllos. Mi Gobierno tiene el firme compromiso y ha iniciado acciones concretas para avanzar en ese frente, y ha
establecido metas ambiciosas en el Programa Sectorial de Energía respecto a estas fuentes alternativas.
No obstante, dado el crecimiento de la demanda, se estima que el país, como el mundo en general, seguirá
dependiendo en muy buena medida de los combustibles fósiles. La Agencia Internacional de Energía, estima que
para el año 2030, el mundo seguirá dependiendo en un 80 por ciento de las fuentes convencionales de energía, cifra
muy similar a la actual.

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