Iniciativa parlamentaria que reforma y adiciona diversas disposiciones de las Leyes del Seguro Social, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, y del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, en materia de pensión por viudez y orfandad por violencia feminicida., de 12 de Octubre de 2016

Que reforma y adiciona diversas disposiciones de las Leyes del Seguro Social, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, y del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, a cargo de la diputada Ana Georgina Zapata Lucero, del Grupo Parlamentario del PRI

La suscrita, Ana Georgina Zapata Lucero, diputada federal a la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión, integrante del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, con fundamento en lo dispuesto en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y 6o., fracción I, 77 y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a consideración del pleno de esta asamblea iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de las Leyes del Seguro Social, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, y del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, al tenor de la siguiente Exposición de Motivos

Resguardada tras la intimidad de los hogares, la violencia de género constituía un tema del que se hablaba poco, fuera por vergüenza o resignación; una práctica lamentablemente común, pero que laceraba la vida de familias y el desarrollo de personas, sin que para ello importara instrucción, edad, solvencia económica o ubicación geográfica.

A diferencia de lo que ocurría hace no muchos años, actualmente se aborda este problema de forma pública, con la finalidad de resistir cualquier intento por mantener en la sumisión a la mitad de la población por causa de su sexo, construir nuevas formas de relación entre los mexicanos y establecer, desde los hogares, un nuevo paradigma de respeto e inclusión.

La sociedad no ha sido indiferente ante los múltiples llamados que se hacen por garantizar el respeto y los derechos de las mujeres de nuestro país. Tratados, leyes, programas e instituciones han sido aprobados, construidos y puestos en marcha a fin de aprovechar las aptitudes de todas las mexicanas, combatir y erradicar la violencia que se ejerce contra ellas.

La parte más lóbrega y lamentable de la violencia de género tiene que ver con el ámbito en el que se ejerce y la forma en que actúan sus perpetradores, pues la misma se realiza muchas veces en el hogar y por personas con quienes las mujeres mantienen relaciones de cercanía e intimidad, verbigracia, sus parejas, familiares y amigos, transformando de esta manera la convivencia diaria en un suplicio y a la vivienda en un infierno.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2011 (Endireh), 1 de las 24 millones 569 mil 503 mujeres casadas o unidas en México, 11 millones 18 mil 415 han vivido algún episodio de maltrato o agresión en el transcurso de su vida conyugal, cifra que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) es reveladora de un alto índice de violencia de género, al representar casi la mitad de las entrevistadas. 2

Si bien cualquier forma de violencia de género debe ser motivo de preocupación, independientemente de la forma en que se manifieste, ésta adquiere mayor relevancia cuando es de naturaleza física, pues a través de ella se busca provocar un daño corporal que puede llegar a ser irreversible. Hablamos no sólo de bofetadas sino inclusive del uso de armas, de ataques que pueden llegar a ocasionar la pérdida de facultades físicas o de la vida misma.

La propia Endireh de 2011 señala que las casadas o unidas del país agredidas físicamente por su pareja a lo largo de su relación ascienden a 2 millones 842 mil 309, es decir, 25.8 por ciento de las violentadas, 3 por lo que es importante subrayar que la violencia física está principalmente circunscrita a las agresiones de la pareja, tanto así que las mujeres que se encuentran más expuestas a la violencia de pareja o de cualquier otro agresor son las jóvenes o de edades medias, de entre 20 y 39 años.

En el ámbito privado también se cometen agresiones sexuales, sin duda una de las prácticas más habituales de la violencia de género, y de las menos denunciadas; y aunque esta modalidad de violencia es la menos reportada en la Endireh de 2011, llama la atención la cantidad de casadas o unidas que han sufrido estas experiencias en México, 1 millón 288 mil 793 en total, que representan 11.7 por ciento de las maltratadas a lo largo de su relación conyugal, cifra no excluyente de otros tipos de violencia. 4

La violencia de género puede traducirse o escalarse en violencia feminicida, la expresión más brutal de este tipo de violencia, que tiene sus características especiales, pero que además tienen un elemento que debemos destacar: muchos homicidios que se cometen contra las mujeres no son investigados tomando en consideración que podrán tratarse de feminicidios.

Entre 1985 y 2014 se registraron 47 mil 178 defunciones femeninas con presunción de homicidio 5 en la República Mexicana. En ese último año ocurrieron 2 mil 289 defunciones de este tipo, un promedio de 6.3 cada día, una tasa de 3.7 de estas defunciones por cada 100 mil habitantes, pero entre 2008 y 2012 tuvo lugar un incremento importante que alcanzó su cúspide en 2012 con 2 mil 761 defunciones femeninas, con una tasa de 4.6 por cada 100 mil habitantes. 6

No obstante la reducción a prácticamente la mitad en la tasa de defunciones femeninas con presunción de homicidio entre 1985 y 2007, entre este último año y 2012 hubo un repunte de 138 por ciento; es decir, no solamente se perdió el avance que se había alcanzado en los 23 años previos, sino que, además, se llegó a niveles nunca antes registrados. 7

Entre 2006 y 2013, el patrón de lugar donde ocurrió la lesión o agresión, que era mayoritariamente en la vivienda, se ha ido desplazando y en 2009 estaban casi en el mismo nivel, pero a partir de ese año más mujeres son asesinadas en la vía pública, como así ocurrió particularmente de 2010 a 2012, periodo durante el cual casi la mitad de las mujeres fue asesinada en espacios públicos, + 8 lo que sin embargo no significa que debamos desatender la violencia que tiene verificativo en el ámbito del hogar, al seguirse dando en alrededor de 50 por ciento de las viviendas de México, pues sus secuelas trastocan el desarrollo y protección de los menores hijos, y que es precisamente hacia donde se enfoca la presente iniciativa.

Ello no obsta para señalar que la violencia que se ejerce en contra de las mexicanas corre el riesgo de perpetuarse si no se hace algo para prevenirla y sancionarla, esto en virtud de que los valores bajo los cuales han sido educados millones de personas dan por sentado que esta práctica es necesaria para mantener las jerarquías y los roles que hasta ahora se han venido ejecutando en muchos hogares. Si no hacemos algo al respecto, entonces este fenómeno corre el riesgo de reproducirse ad infinitum .

La historia puede estar condicionada pero nunca predeterminada. Pocos son los eventos cuya ocurrencia es inevitable y esto depende de la manera en que puedan jugar la fortuna, el deseo y el trabajo de las personas. Esto lo señalamos porque no está escrito en profecía alguna que el destino de México sea el de una nación machista. No es inevitable vivir en un país en el que se sojuzgue a las mujeres. No es fatalidad que permanezcan creencias y valores que sobajen el valor de las mujeres. No hay, racionalmente hablando, motivo para suponer que la violencia asesina de género es un tema irresoluble o atribuible a la mala suerte que nos persigue, por ello es que se...

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