Iniciativa parlamentaria que adiciona el artículo 310 Bis a la Ley General de Salud, reforma el artículo 1o. de la de la Ley Federal del Impuesto sobre Automóviles Nuevos y reforma los artículos 34 y 36 de la de la Ley del Impuesto sobre la Renta, en materia de medio ambiente., de 25 de Mayo de 2016

Que adiciona el artículo 310 Bis a la Ley General de Salud, reforma el artículo 1o. de la de la Ley Federal del Impuesto sobre Automóviles Nuevos y reforma los artículos 34 y 36 de la de la Ley del Impuesto sobre la Renta, recibida del diputado Clemente Castañeda Hoeflich, del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano, en la sesión de la Comisión Permanente del miércoles 25 de mayo de 2016

El suscrito, Clemente Castañeda Hoeflich, diputado integrante del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano de la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados, con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el artículo 6, fracción I, y los artículos 77 y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a la consideración de esta asamblea la siguiente iniciativa con proyecto de decreto que adiciona el artículo 310 Bis a la Ley General de Salud, reforma el artículo 1o. de la de la Ley Federal del Impuesto sobre Automóviles Nuevos y reforma los artículos 34 y 36 de la de la Ley del Impuesto sobre la Renta, con base en la siguiente Exposición de Motivos

  1. La contaminación ambiental es una de las problemáticas a las que estamos haciendo frente de manera poco eficiente, pues a pesar los esfuerzos efectuados por el gobierno federal las políticas implantadas han sido aisladas y poco estratégicas. La disminución de los altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero requiere dentro de un planteamiento estratégico medidas que eviten el consumismo irracional de productos que causan la liberación de este tipo de gases nocivos al ecosistema, como es el caso de los automóviles con motores de combustión interna que operan con combustibles fósiles, cuyo incremento deviene en el aumento de la mala calidad del aire en diversos estados del país.

    Los altos índices de contaminación en las metrópolis de nuestro país y del mundo entero obedecen no solamente al carácter sumamente contaminante de los motores de combustión por combustibles fósiles de la absoluta mayoría de los automóviles, sino que son generados también y sobre todo por la instalación en el imaginario colectivo de que la posesión del automóvil, más allá de su utilidad real, significa para el poseedor la evidencia de un ascenso en el rango o estatus social.

    Ahora bien, la idea generalizada de que los automóviles representan, más que un instrumento de movilidad, un símbolo de rango o status, ha sido posicionada por una agresiva publicidad que lo mismo intenta asociar la posesión de un bólido con el rendimiento sexual del conductor, que asociarla con el calor de hogar o con la inteligencia, entre otros absurdos que pretender convertir al automóvil en algo más que un instrumento de movilidad.

    Como lo ha señalado recientemente la revista The Atlantic, los automóviles en la vida moderna representan un oneroso desperdicio de energía y dinero que no necesariamente inciden para bien en las economías nacionales, y que además generan graves daños a la salud, en lo que definió como “la absurda primacía del automóvil”:

    ¿Qué está fallando con los automóviles? En primer lugar y sobre todo, son desperdiciadores de dinero y gasolina: más de 80 por ciento de cada dólar que se gasta en gasolina es desaprovechado debido a las ineficiencias inherentes al motor moderno de combustión interna. No hay en la vida diaria algo que desperdicie más energía y, por extensión, más dinero, que el automóvil moderno. Mientras combustionamos toda esa gasolina, autos y camiones arrojan a la atmósfera toxinas y residuos de partículas que producen cáncer, enfermedades pulmonares y asma. Dichas emisiones disminuyen considerablemente la esperanza de vida –no en días, sino en años 1 .

    Lo anterior significa que la gran cantidad de automóviles que recorren las metrópolis del mundo, no obedece precisamente a las cualidades del automóvil en tanto que instrumento óptimo de movilidad, pues como se señala, su primacía resulta absurda. Ello significa que debemos preguntarnos cuáles son los incentivos, externos a las propias características del automóvil, y que a pesar de todas las deficiencias del mismo, llevan a la población a considerar que la posesión de uno resulta imprescindible para la vida moderna. Más aún, debemos preguntarnos cómo se crean las condiciones necesarias para que la sociedad actual no sólo asuma que el automóvil resulta imprescindible, sino que es inherente a la ciudad y que no es posible desarrollar esquemas de movilidad que trasciendan el modelo del automóvil.

    Evidentemente, podemos concluir que sólo puede encontrarse en la publicidad ese factor externo a la propia utilidad de automóvil, que...

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