Iniciativa Nº 167 del Estado de Colima. (Diputada Blanca Livier Rodríguez Osorio, iniciativa relativa con proyecto de decreto que abroga la Ley de Protección Animal del Estado de Colima, para crear la Ley de Protección y Bienestar Animal para el Estado de Colima. Al término, sesión ordinaria 6, 8 mayo 2019 TURNADA A LAS COMISIONES DE ESTUDIOS LEGISLATIVOS Y PUNTOS CONSTITUCIONALES, Y DE PROTECCIÓN Y MEJORAMIENTO AMBIENTAL. Mediante oficio de fecha 27 de septiembre de 2021, se solicito el retiro de la presente iniciativa)
| Número de Iniciativa | 167 |
| Fecha | 08 Mayo 2019 |
| Año | 1952 |
| Estatus | RETIRADA |
| Autor de la iniciativa | Blanca Livier Rodríguez Osorio |
| Emisor | Estudios Legislativos y Puntos Constitucionales- Protección y Mejoramiento Ambiental |
INICIATIVA CON PROYECTO INICIATIVA DE LEY CON PROYECTO DE DECRETO
QUE ABROGA LA LEY DE PROTECCIÓN ANIMAL DEL ESTADO DE COLIMA PARA
CREAR LA LEY DE PROTECCIÓN Y BIENESTAR ANIMAL PARA EL ESTADO DE
COLIMA.
CC. DIPUTADAS Y DIPUTADOS
QUE INTEGRAN EL H.
CONGRESO DEL ESTADO DE
COLIMA.
PRESENTES.-
DIPUTADA BLANCA LIVIER RODRÍGUEZ OSORIO Y EL GRUPO PARLAMENTARIO
MOVIMIENTO DE REGENERACIÓN NACIONAL MORENA, con fundamento en lo
dispuesto por los Artículos 33 Fracción I, IV, IX y 39 de la Constitución Política del Estado
Libre y Soberano de Colima, los Artículos 22 Fracción I, 83, 84 Fracción II y 89 de le Ley
Orgánica del Poder Legislativo del Estado Libre y Soberano de Colima y Articulo 122, 123
y 124 de la Ley Reglamentaria del Poder Legislativo del Estado Libre y Soberano de
Colima, someto a consideración de esta Soberanía, la presente iniciativa, al tenor de la
siguiente:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente
está en peligro de menospreciar también la vida humana - Albert Schweitzer, premio
Nobel de la Paz 1952.
En México hemos sufrido un incremento acelerado en los índices de violencia en los
últimos años. Los orígenes de esta alarmante situación deben ser muchos dependiendo
también la perspectiva o rubro desde el que se analice, pero seguramente encontraremos,
invariablemente, dos puntos en común: la pérdida de valores éticos (como el respeto y la
dignidad humana), y la “naturalización” de la violencia en todos los ámbitos de nuestra
vida: social, familiar, conyugal, etcétera.
Como sociedad, debemos admitir también, desafortunadamente, que tenemos una
evolución moral pendiente en una de las ramificaciones de la violencia en nuestras vidas
diarias: el maltrato y la crueldad animal.
Y hacemos énfasis en ello porque está debida y científicamente demostrado que existe
una inquietante relación de maltrato animal con la reproducción de conductas violentas
entre las personas. Tan es así, que la doctora Nuria Querol Viñas, fundadora del Grupo
para el Estudio de la Violencia hacia Humanos y Animales (GEVHA), señala, refiriéndose
específicamente a los menores de edad (niños y adolescentes), que “antecedentes de
crueldad animal se han asociado directamente a delincuencia y criminalidad posteriores,
violencia adulta hacia otros humanos y en trastorno antisocial de personalidad en la edad
adulta. Los adolescentes maltratadores de animales presentan una relación parental,
familiar y con compañeros mucho más negativa que los que no maltratan animales”.
Esto nos lleva a una obvia conclusión que además es evidente ante nuestros ojos: La
crueldad origina violencia, y la violencia origina delincuencia.
En un profundo estudio hecho en Estados Unidos por la organización The Humane
Society of the USA se comprobó que no todos los maltratadores de animales se
convierten en asesinos en serie, pero todos los asesinos en serie sí tienen antecedentes
de maltrato a animal. Todos.
Y si tomamos en cuenta el Manual de Trastornos de la APA y el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales DSM -IV, al analizar el trastorno de conducta se
concluye que la violencia hacia los animales puede tener un valor predictivo de vilencia
hacia humanos
Incluso, en Estados Unidos el FBI reconoce esta relación al utilizarla en la elaboración de
sus perfiles de asesinos en serie; y han realizado diversos estudios comparativos en los
que se ha concluido que a mayor incidencia de antecedentes en abusos de animales
siendo niños, mayor es la incidencia en crímenes violentos siendo adultos. Además, como
lo indican los estudios Kellert y Felthous de 1985 y Ascione de 1993, podemos relacionar
un alto porcentaje de antecedente de maltrato animal con diversos crímenes en convictos
como: acosadores sexuales (36%), violadores (48%) y asesinos de adultos (58%).
La educación que reciben nuestros niños establece valores y patrones de
comportamiento. Todos adquirimos a una temprana edad nuestros principios morales y
éticos imitando a los modelos que tenemos a nuestro alrededor.
Por tanto, existe la impetuosa necesidad del esfuerzo integrado de padres, profesores,
trabajadores sociales, veterinarios, pediatras, asociaciones de protección animal y
sicólogos para prevenir el maltrato a los animales y su posterior transformación en
violencia social. Pero aquí es importante incluir a un actor más en esta integración: al
Estado y las autoridades. Y, hablando ya de todos en conjunto: la sociedad en general.
Tanto ciudadanos como autoridades que no toman en consideración el maltrato a los
animales, se vuelven partícipes de una actitud moralmente injusta y se pierde una valiosa
oportunidad de identificar un comportamiento que podría ser un precursor de violencia en
los humanos y todas las especies.
Según un estudio realizado por los psicólogos franceses Joël Lequesne y Jean Paul
Richier, cuando los niños observan el maltrato animal que no es castigado, tienden a
reprimir los impulsos de aversión hacia este tipo de abuso y su compasión hacia el animal
victimizado. Porque al observar este tipo de conductas culturalmente aceptadas, el menor
reafirma su autoconcepto de superioridad a través de la identificación que tiene con los
miembros de su especie y aprende a minimizar al animal para justificar los actos violentos
que más adelante cometerá contra ellos. Entonces, observa cómo el maltrato culmina con
estímulos positivos para el abusador y/o por la ausencia de penalizaciones o sanciones.
Si un niño que observa la violencia contra animales como algo “normal” a la vez que es
violentado, entra en una dinámica de convivencia dañina que se denomina “Ciclo de la
violencia”. Y la repetición de los actos de maltrato produce en el espectador y en el
agresor una cada vez mayor desensibilización ante el sufrimiento tanto de los animales
como de los humanos.
Bajo esa misma tesitura, y considerando que la sociedad colimense se encuentra cada
vez más preocupada y ocupada en el bienestar animal, y que también estamos inmersos
en una de las etapas de inseguridad más preocupantes de nuestra historia, debemos
reconocer que el Estado de Colima se encuentra listo y capacitado para dar el siguiente
paso en materia de defensa y cuidado animal. Así lo demanda ya nuestra propia
evolución de conciencias que como sociedad estamos experimentando. Por ello, la Ley
De Protección Y Bienestar Animal Para El Estado De Colima debe garantizar a los
habitantes de nuestro terrirotio un medio ambiente sano, y a los animales su bienestar.
En el contenido total de esta ley se hace referencia a los “animales de compañía”
cambiando el término “mascota”. También se cambia el término “dueño o propietario” por
el de “tutor”. Y lo que se pretende en realidad es cambiar en la “psique” de las personas la
idea de que los animales son cosas y que pueden ser tratados como tal. Se pretende
crear una revolución mental a través del cambio de conceptos antropocéntricos a
conceptos que respeten y dignifiquen los animales.
En el caso específico de “tutor” se hace la aclaración que no se intenta cambiar el
concepto jurídico tradicional utilizado en el derecho civil, sino que se pretende que las
personas, propietarias o poseedoras de un animal de compañía sean realmente
responsables de un ser vivo, por lo que en la definición de tutor, para efectos de esta ley,
se referirá al propietario o poseedor de un animal de compañía.
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