Iniciativa De Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal del Año 2001.

Fecha de publicación07 Diciembre 2000
Fecha de registro07 Diciembre 2000
LegislaturaLVIII
Autor de la iniciativaEjecutivo Federal
Sesión1° Ordinario
EstatusPUBLICADO EN D.O.F., Aprobado, 31/12/2000
EmisorCámara de Diputados
LEY DE INGRESOS DE LA FEDERACION PARA EL EJERCICIO FISCAL DE 2001
Ciudadano Presidente de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión,
Presente.
En ejercicio de la facultad que concede al Ejecutivo Federal el artículo 71, fracción I de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, con relación al artículo 73, fracción VII, y en cumplimiento del artículo 74,
fracción IV del mismo ordenamiento, así como del artículo 7o. de la Ley de Planeación, por su digno conducto
someto a la consideración de esa Honorable Cámara de Diputados la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación
para el Ejercicio Fiscal del año 2001.
Para tales efectos, se expresan a continuación los motivos que sustentan esta Ley en los rubros siguientes:
I. Entorno Económico
II. Política de Ingresos
I. Entorno Económico
Antecedentes
La política económica instrumentada por la Administración anterior sentó las bases para alcanzar un crecimiento
económico sostenible que se traduzca en mejoras permanentes del nivel de vida de la población. La estrategia se
basó, fundamentalmente, en un manejo responsable de las finanzas públicas y se complementó con el respeto a la
autonomía del banco central en materia de política monetaria, el saneamiento del sistema financiero y la
profundización del cambio estructural. La estricta aplicación de esta política económica permitió que la actividad
productiva mostrara un elevado dinamismo y fortaleció los fundamentos macroeconómicos del país. Lo anterior,
redujo la vulnerabilidad de México ante los vaivenes de los mercados del exterior.
En este contexto, la economía mexicana sufrió efectos significativamente menores a los observados en el resto de
las economías emergentes derivados de los choques externos generados por las dificultades financieras en Asia,
Rusia y Brasil, durante 1997 y 1998. La responsabilidad con la cual se condujo la política económica en México
frente a dichos choques permitió que nuestra economía se recuperara de manera rápida y ordenada del efecto
"contagio" que invadió a otros países. Así, se minimizó el efecto de los choques del exterior sobre el empleo, los
salarios y el gasto social, con lo cual se comprobó que México está mejor preparado para lograr un crecimiento
económico sostenido que eleve el bienestar de su población.
En el presente año, el entorno externo resultó más favorable de lo que se podía anticipar cuando se realizó el
programa económico para el 2000. La economía mundial, en particular la de Estados Unidos, mostró un
dinamismo superior al previsto originalmente. Lo anterior fue uno de los principales elementos que permitió a los
precios internacionales de los hidrocarburos alcanzar niveles similares a los que se observaron durante la guerra del
Golfo Pérsico. Por otra parte, el flujo de financiamiento hacia las economías en desarrollo resultó mayor a lo
esperado y fue suficiente para financiar los desequilibrios externos generados.
La disciplina observada en el manejo de las finanzas del Estado permitirá cumplir cabalmente con la meta del
déficit fiscal como proporción del Producto Interno Bruto (PIB). Por su parte, los oportunos ajustes a la política
monetaria redujeron el crecimiento anual de los precios al consumidor por debajo de la meta establecida para el
año y permiten plantear la meta de convergencia inflacionaria con nuestros principales socios comerciales para el
2003.
Evolución macroeconómica en 2000
Durante el 2000, la economía mundial alcanzó un crecimiento mayor al esperado. La economía estadounidense
mantuvo su actual etapa de expansión, excediendo las estimaciones de potencial productivo de dicho país. Por su
parte, las economías de la Unión Europea mantuvieron una expansión generalizada. Finalmente, la economía
japonesa mostró una ligera recuperación, lo cual contrastó con la recesión y estancamiento de los dos últimos años.
El crecimiento económico mundial y los acuerdos internacionales para limitar la oferta mundial de hidrocarburos
permitieron que el precio internacional del petróleo crudo se mantuviera en niveles significativamente mayores a
los anticipados. Sin embargo, el elevado crecimiento en las economías desarrolladas también generó incertidumbre
con respecto a las acciones de política monetaria de sus respectivas autoridades. Lo anterior propició una mayor
volatilidad en los mercados financieros internacionales que, sin embargo, no afectó significativamente el flujo de
recursos dirigido hacia el conjunto de las economías emergentes. Así, una mayor demanda por nuestras
exportaciones, un precio del petróleo superior al anticipado y una adecuada disponibilidad de financiamiento
externo, permitieron que las proyecciones de los principales indicadores macroeconómicos para el 2000 superarán
las metas originales.
Durante los primeros tres trimestres del año, la actividad económica alcanzo un ritmo de expansión superior al
anticipado. En particular, las tazas reales de crecimiento anualizado del PIB fueron 7.9, 7.6 y 7.0 por ciento en cada
uno de los trimestres. Por su parte, el crecimiento acumulado del PIB al tercer trimestre del año ascendió a 7.5 por
ciento, por lo que se espera superar la meta original de 4.5 por ciento para el año. El dinamismo económico mayor
al anticipado se reflejó en los mercados laborales. El empleo formal se incrementó de manera significativa y el
desempleo abierto se ubicó en niveles históricamente bajos. En particular, al cierre de octubre de 2000, el número
total de asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social se situó en un máximo histórico de 12,738,619
personas, lo que representó un aumento de 721,699 trabajadores respecto a diciembre de 1999. La generación de
empleos se tradujo en la Tasa de Desempleo Abierto promedio más baja desde que se tiene registro de dicho
indicador con cobertura nacional y se vio acompañada por una recuperación gradual de los salarios reales en
prácticamente todos los sectores de la economía.
Por su parte, se espera que el incremento acumulado durante el año en el Índice Nacional de Precios al Consumidor
sea inferior a la meta de 10.0 por ciento planteada para el año. Este resultado reafirma el compromiso de las
autoridades monetarias de alcanzar la convergencia inflacionaria con nuestros principales socios comerciales en el
mediano plazo y es producto, tanto de la oportuna aplicación de una política monetaria restrictiva, como del
mantenimiento de una sólida postura fiscal.
Política económica y metas para 2001
Para mantener a nuestra economía sobre una senda de crecimiento sostenido, es necesario instrumentar de manera
coordinada y responsable las acciones de política fiscal y monetaria. Sin embargo, el desempeño futuro de la
actividad económica del país estará también condicionado por el comportamiento de los precios internacionales del
petróleo y el ritmo de expansión de las economías de nuestros principales socios comerciales.
En particular, se espera que en el 2001 el precio promedio de la mezcla mexicana de exportación de petróleo sea de
18 dólares por barril, nivel significativamente menor al promedio de este año. Asimismo, se asume que la
desaceleración de la actividad económica en los Estados Unidos se llevará a cabo de forma ordenada, al pasar de
un crecimiento real superior al 5.0 por ciento en este año, a uno de 3.0 por ciento el año entrante.
En congruencia con el entorno internacional esperado y con el propósito de promover un crecimiento sostenido con
estabilidad de precios, las principales metas macroeconómicas para el año 2001 son las siguientes:
1. Crecimiento anual del PIB de 4.5 por ciento en términos reales, acorde con las estimaciones actuales del
potencial de la economía;
2. Inflación acumulada no mayor a 6.5 por ciento para el año;
3. Déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos de 3.8 por ciento del PIB, cifra congruente con la
disponibilidad esperada de recursos financieros de largo plazo.
Para alcanzar estas metas, es imprescindible continuar fortaleciendo los fundamentos macroeconómicos del país.
En primer término, es necesario realizar un importante ajuste fiscal que permita alcanzar una meta de déficit
económico de 0.5 puntos del PIB en 2001. Cabe señalar que el esfuerzo requerido es considerable, una vez que se
toma en cuenta el efecto de un menor precio del petróleo sobre los ingresos del sector público.
La disciplina fiscal, aunada a una política monetaria encaminada a la convergencia inflacionaria en 2003 y la
profundización del cambio estructural de nuestro país, permitirán consolidar la estabilidad macroeconómica. Lo
anterior permitirá fomentar una mayor inversión, incrementar la productividad del trabajo y los salarios reales,
elevar el potencial productivo de nuestra economía y, a través de un crecimiento vigoroso y sostenido, abatir de
manera gradual, pero definitiva, los rezagos históricos en materia económica que todavía aquejan al país.
Ingresos del Gobierno Federal para 2000-2001
En 2000 los ingresos totales del Gobierno Federal alcanzarán un monto equivalente a 15.78 por ciento del PIB.
Esta proporción será superior en 1.19 por ciento del PIB, al nivel alcanzado en 1999.
Los ingresos tributarios serán menores en 0.76 por ciento del PIB a los registrados en 1999, al ubicarse en 10.53
por ciento del Producto. Esta reducción se explica, prácticamente en su totalidad, por la disminución de la
recaudación procedente del impuesto especial que se aplica a las gasolinas y diesel.
En efecto, la recaudación de este impuesto disminuirá en 0.67 por ciento del PIB, como resultado de la forma en
que opera este gravamen. Así, cuando el precio del petróleo aumenta, los precios en el mercado spot de las
gasolinas y el diesel se incrementan, generando, a su vez, una disminución del impuesto especial que se aplica a
estos productos. Cuando se produce esta situación, aumenta el derecho a la extracción de petróleo, con el fin de
mantener sin cambio la carga fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex). Situación contraria ocurre cuando se reduce
el precio del petróleo.
En cuanto a los ingresos no tributarios, en 2000 se ubicarán en 5.25 por ciento del PIB, con lo que serán superiores
en 1.95 por ciento del PIB a los del año previo, como resultado de la fuerte recuperación del precio del petróleo,
que pasó de 15.6 dólares por barril en 1999 a 25 dólares en 2000. Además, está influyendo el hecho de que en 1999
se obtuvieron ingresos por conceptos no recurrentes por 0.41 por ciento del PIB; en cambio, en 2000 se obtendrán
recursos por 0.59 por ciento del PIB.
Para 2001 se estima que los ingresos del Gobierno Federal representarán 15.32 por ciento del PIB, lo que
significará una disminución de 0.46 por ciento del PIB respecto al nivel que alcanzarán en 2000.
Los ingresos tributarios aumentarán, respecto a 2000, en 0.22 por ciento del PIB, al ubicarse en 10.75 por ciento
del Producto. Este crecimiento se explica por el aumento de la recaudación procedente del impuesto especial a las
gasolinas y diesel, como resultado, a su vez, de la disminución esperada del precio del petróleo (de 25 dólares por
barril en 2000, a 18 dólares en 2001), lo que propiciará un aumento de las tasas de este gravamen.
Cabe destacar que en 2001, el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, que entró en vigor a partir de
julio de 2000, impactará en la recaudación en todo el año, afectándola negativamente en el equivalente a 0.09 por
ciento del PIB (0.08 por ciento al impuesto a la importación y 0.01 por ciento al impuesto al valor agregado).
En cuanto a los ingresos no tributarios, se estima que en 2001 representarán el 4.57 por ciento del PIB, cifra menor
en 0.68 por ciento del PIB al cierre previsto para 2000. Esta contracción se explica por los siguientes elementos:
* Se estima que los ingresos por derechos pasarán de representar el 3.90 por ciento del PIB en 2000, a 3.36
por ciento en 2001, una contracción de 0.54 por ciento del PIB. Esta situación deriva, principalmente, de la
reducción de 7 dólares en el precio del petróleo, al pasar de 25 dólares por barril en 2000, a 18 dólares en
2001. Ello propicia, además, la reducción del precio de todos los productos petrolíferos y petroquímicos
cuyo precio interno se fija en función de la referencia internacional.

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