El Informe Oppenheimer / Una piedra en el zapato de Ortega

AutorAndrés Oppenheimer

El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, obtuvo un respiro político tras liberar a 222 presos políticos, incluidos algunos de los principales líderes opositores, y deportarlos a Estados Unidos.

Sin embargo, Ortega se quedó con una papa caliente: el prisionero que más hubiera querido que se fuera del país decidió quedarse.

El Obispo Rolando Álvarez, un crítico de Ortega que estaba bajo arresto domiciliario, se negó a abordar el avión fletado por Estados Unidos que llevó a los demás ex prisioneros políticos a Washington. A menos que decida irse del país, es probable que Álvarez se convierta en un mártir político en su país y en el resto del mundo.

Ortega dijo en un discurso televisado horas después de la liberación de los presos el 9 de febrero que el Obispo estaba en la fila para subir al avión junto con los otros presos liberados, pero que a último momento decidió no ascender. Tras su negativa a tomar el vuelo fue llevado a la cárcel Modelo, dijo el gobernante.

Al día siguiente de haberse negado a salir del país, Álvarez fue condenado a 26 años y 4 meses de cárcel.

Álvarez, de 56 años, es una figura respetada y conocida en Nicaragua. Había sido arrestado en agosto y acusado de "conspirar contra la integridad nacional" y difundir noticias falsas.

Entre los líderes opositores que fueron deportados a Washington se encontraban los ex candidatos presidenciales Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro, Félix Maradiaga y Arturo Cruz, así como la ex guerrillera sandinista Dora María Téllez.

Ortega llamó a los 222 ex prisioneros "mercenarios" de Estados Unidos y anunció que se les ha revocado la ciudadanía de Nicaragua.

A juzgar por el hecho de que Ortega pasó gran parte de su discurso del 9 de febrero tratando de desacreditar al Obispo, Álvarez era el prisionero que el Presidente estaba más ansioso de ver a bordo de vuelo de los deportados.

Humberto Ortega, hermano del Mandatario, fundador del Ejército Popular Sandinista y Ministro de Defensa de Nicaragua en la guerra contra los "contras" en la década de 1980, me dijo que el Obispo podría convertirse en una piedra en el zapato para el Gobierno nicaragüense.

La decisión de Álvarez de quedarse en Nicaragua podría crear un "mártir cristiano" con mucho apoyo entre la gente, me señaló.

El hermano del Presidente, quien ha criticado públicamente los abusos a los derechos humanos de Ortega y está pidiendo una salida negociada a la crisis de Nicaragua, me...

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