EL INFORME OPPENHEIMER / Los países menos corruptos

AutorAndrés Oppenheimer

Una de las cosas que más me llamaron la atención del ranking mundial de corrupción publicado la semana pasada por la organización Transparencia Internacional es que Barbados, Chile y Uruguay salieron prácticamente empatados con Estados Unidos entre los 20 países más honestos del mundo.

Aunque casi todos los titulares de las noticias sobre el ranking de 174 países publicado el 5 de diciembre se centraron en los países más corruptos del mundo, y de cada región, el hecho de que esos tres países latinoamericanos y caribeños salieran bien parados -al igual que lo hicieron el año pasado- en estos rankings anuales pasó casi desapercibido.

Es un dato interesante, porque contradice el estereotipo de que la corrupción forma parte del ADN de las naciones latinoamericanas y caribeñas, y de que nuestros países están condenados a tener altos niveles de corrupción.

El Índice de Percepción de la Corrupción 2012, que usa encuestas de opinión pública y entrevistas a empresarios entre varias otras mediciones, va en orden de los países menos corruptos a los más corruptos del mundo.

El ranking está encabezado por Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda (empatados en el primer puesto), seguidos por Suecia (4), Singapur (5) y Suiza (6). Entre los 20 países menos corruptos del mundo también figuran Alemania (13), Barbados (15), Gran Bretaña (17) y Estados Unidos (19), seguidos por Chile y Uruguay (empatados en el puesto 20).

Inversamente, dos tercios de los países latinoamericanos aparece en la segunda mitad de la lista. Venezuela y Haití se cuentan entre los países más corruptos del mundo, empatados en el puesto numero 165 con Chad, Burundi, Guinea Ecuatorial y Zimbabue.

Otros países de la región que salieron mal parados en el ranking son Paraguay (150), Honduras (133), Nicaragua (130), Ecuador (118), México y Bolivia (empatados en el puesto 105) y Argentina (102).

¿Por qué Barbados, Chile y Uruguay son menos corruptos que otros países de la región?, le pregunté a Alejandro Salas, director de la Oficina Latinoamericana de Transparencia Internacional.

Salas me dijo que se debe principalmente a que esas democracias tienen una división de poderes y sistemas de contrapesos que funcionan, con ramas judiciales y legislativas sólidas e independientes, y libertad de prensa.

"No es ninguna fórmula mágica, sino permitir que la democracia funcione", me dijo Salas. "Por eso hay un contraste tan fuerte entre esos tres países y Venezuela, donde pasa todo lo contrario".

Hay...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR