EL INFORME OPPENHEIMER / La mano dura de Maduro

AutorAndrés Oppenheimer

Mientras la cobertura mediática de la inauguración del Presidente Nicolás Maduro se centró en la disputa en torno del cuestionado resultado oficial de las elecciones del 14 de abril, la escalada de violaciones de los derechos humanos de su Gobierno ha pasado casi inadvertida.

Los grupos internacionales de defensa de los derechos humanos y los líderes de la Oposición venezolana dicen que en los días siguientes a la elección, el Gobierno de Maduro ha llevado a cabo un virtual golpe legislativo, y está suprimiendo la libertad de expresión y de reunión en toda la nación.

"La crisis electoral ha concentrado toda la atención nacional e internacional, pero aquí se han producido eventos que configuran un golpe de Estado", me señaló la congresista de la Oposición María Corina Machado, refiriéndose a la represión gubernamental que se desató luego de que el líder de la Oposición Henrique Capriles cuestionó los resultados oficiales de la elección.

Desde las elecciones, que según el oficialista Consejo Nacional Electoral fueron ganadas por Maduro por el 50.7 contra el 49 por ciento de los votos, al menos 8 personas murieron y cientos han sido arrestados, en circunstancias que aún deben determinarse.

Maduro, el heredero político del difunto Presidente Hugo Chávez, culpa a la Oposición por esas muertes. Los líderes opositores dicen que el Gobierno está inventando o provocando actos de violencia para distraer la atención de unas elecciones fraudulentas.

Pero independientemente de quién esté diciendo la verdad, no hay dudas de que se ha producido una suerte de intervención gubernamental del Congreso desde que el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello -el número 2 en la jerarquía del Gobierno- quitó a todos los legisladores de la Oposición su derecho a hablar en el Congreso mientras no acepten la victoria electoral de Maduro.

Dijo Cabello -y pueden verlo en www.youtube.com-: "En esta Asamblea Nacional, mientras yo sea Presidente, si no reconocen a Nicolás, si no reconocen la institucionalidad (del Estado) no tendrá derecho de palabra ningún diputado".

Acto seguido, Cabello le tomó examen a cada legislador que pidió la palabra, preguntándole si aceptaba la victoria de Maduro, y negándole el micrófono a quienes no respondieron positivamente.

Según me comentó luego la congresista Machado en una entrevista telefónica: "Si esto no es una abolición del Parlamento, ¿qué cosa es?".

Mientras tanto, Maduro prohibió públicamente una manifestación pacífica...

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