EL INFORME OPPENHEIMER / ¡Menos filósofos, más ingenieros!

AutorAndrés Oppenheimer

Cuando Xi Jinping fue designado nuevo líder de China la semana pasada, una de las cosas que más me llamó la atención de su currículo es que es ingeniero. Más exactamente, es un ingeniero que ha reemplazado a otro ingeniero como líder del país más poblado del mundo.

En Occidente, la mayoría de los Presidentes son abogados, que en casi todos los casos hablan bonito. El Presidente de Estados Unidos es un abogado graduado en Harvard, quien recientemente fue reelecto tras derrotar a Mitt Romney, otro abogado graduado en Harvard. El Mandatario mexicano, Felipe Calderón es abogado, y será reemplazado el 1 de diciembre por Enrique Peña Nieto, otro abogado.

España también está gobernada por un abogado que reemplazó a otro abogado. En Sudamérica, aunque hay un número creciente de economistas, militares retirados y ex guerrilleros en la presidencia, la mayoría de los palacios presidenciales han sido habitados desde hace mucho tiempo por abogados.

El nuevo líder chino, Xi, es un ingeniero químico que fue designado por el Congreso Nacional del Partido Comunista para reemplazar a Hu Jintao, un ingeniero hidráulico, que a su vez reemplazó al Presidente Jiang Zemin, un ingeniero eléctrico.

¿Por qué es interesante todo esto? No se trata de que los ingenieros sean mejores gobernantes (no siempre lo son) ni de incurrir en generalizaciones -como que los ingenieros solucionan problemas, mientras que los abogados viven de los problemas- sino de reflejar el hecho de que la ingeniería es mucho más popular en China y otros países asiáticos que en Occidente. Eso es importante porque estamos viviendo en una economía global basada en el conocimiento, en la que las patentes de nuevas invenciones -producidas en general por ingenieros, científicos y técnicos- generan a las naciones mucho más riqueza que las materias primas. Los ingenieros y científicos que desarrollan nuevos productos están en mayor demanda que nunca.

El mes pasado, durante un viaje a China, visité la Universidad Tsinghua de Beijing, una de las más prestigiosas de China, y me enteré de que el 72 por ciento de sus estudiantes de licenciatura, maestrías y doctorados están inscriptos en las escuelas de ingeniería y ciencias duras, mientras que tan sólo el 28 por ciento estudia humanidades o ciencias sociales.

Según datos de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, mientras el 31 por ciento de todos los graduados universitarios de China se especializan en ingeniería, la cifra comparativa en...

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