El Informe Oppenheimer / La escalada represiva en Venezuela

AutorAndrés Oppenheimer

Luis Almagro, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), no escatimó palabras cuando le pregunté en una entrevista si el presidente de facto de Venezuela, Nicolás Maduro, es responsable de las muertes de al menos siete personas en las masivas protestas antigubernamentales de los últimos días.

Por supuesto que sí, dijo Almagro.

"Él ha incitado a la violencia", me dijo Almagro. "Ha tenido un discurso de exacerbación del conflicto. En ese sentido, es responsable de las acciones de gente que no tiene control, de los colectivos armados, que han sido armados por el Gobierno".

"Él, por lo tanto, es responsable de la represión y de los efectos que tiene la represión, como la muerte de personas".

Agregó que Maduro tiene una responsabilidad directa por las muertes.

"Uno no puede darles armas a colectivos civiles para que hagan una tarea represiva. No pueden exacerbarse esos ánimos con un discurso de odio, de confrontación y de conflicto. Es no solamente el que apretó el gatillo, sino el que le dio las armas, y el que le dijo que saliera a reprimir en las manifestaciones".

Mi entrevista con Almagro fue el miércoles, cuando más de 100 mil opositores venezolanos salieron a las calles para exigir un retorno a la democracia. El régimen de Maduro recientemente eliminó virtualmente todos los poderes del Congreso, se ha negado a celebrar elecciones regionales y ha inhabilitado a los principales líderes de la Oposición para ser candidatos a cargos públicos por hasta 15 años.

Para intimidar a la gente para que no participara en las protestas, Maduro había anunciado públicamente dos días antes de que entregaría fusiles a unos 500 mil civiles progubernamentales.

Maduro dijo en una ceremonia militar que había ordenado a su ministro de Defensa "expandir la Milicia Nacional Bolivariana a 500 mil milicianos", y que garantizaría "un fusil para cada miliciano".

Previsiblemente, durante las protestas multitudinarias, Maduro ofreció un nuevo "diálogo" con la oposición, prometiendo entre otras cosas celebrar elecciones regionales.

Pero afortunadamente, parece que ni los líderes de la Oposición ni Almagro caerán en la trampa esta vez. El último diálogo en el que participó la Oposición, promovido por el Vaticano y la UNASUR, terminó siendo una farsa que al final del día solo ayudó a que el régimen ganara tiempo, y pudiera quitarle aun más poderes a las últimas instituciones independientes.

A principios de este mes, cuando le pregunté al líder...

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