Desde el infierno (II)

Tras el asesinato el 8 de septiembre de 1888 de Ann Marie Chapman -Annie como le decían sus conocidos- todo el barrio de Whitechapel entró en pánico, haga de cuenta como si alguien gritara afuera de una escuela a la hora de la salida: ¡se están robando un niño!

La gente del vecindario exigía la pronta detención del asesino.

Los buenos ciudadanos de Whitechapel se organizaron para realizar rondines nocturnos (ya en esos tiempos se estilaba aquello de las autodefensas), aunque no tuvieron éxito en detener a Jack.

La psicosis se fue expandiendo más rápido que fila de gasolinera abierta en tiempos de escasez huachicolera y muy pronto todo Londres temía por el asesino, pese a que hasta ese momento por su mano sólo habían muerto prostitutas.

"La experiencia vivida al cubrir la información del asesinato de prostitutas fue ciertamente aterradora. Tardé mucho tiempo en poder olvidar los cadáveres cercenados, cosidos a cuchilladas, los rostros decapitados en los que se retrataba un gesto de terror", escribió el periodista Elliot Dogan.

Los días pasaron sin tener nuevas noticias de aquel a quien erróneamente le atribuyen la frase "vámonos por partes" y cuando parecía que septiembre terminaría sin un nuevo asesinato... ¡Zas!

Elizabeth Stride, sexoservidora de 45 años, conocida como Long Liz, fue victimada entre la noche del 29 y la madrugada del 30 de septiembre.

Long Liz no fue destripada, aunque su garganta fue rebanada de izquierda a derecha, lo cual se estaba convirtiendo en la firma de Jack.

Las autoridades creyeron que un ciudadano interrumpió a Jack cuando se disponía a destripar a la mujer, por lo que no terminó.

En la escena del crimen se halló un mandil con manchas de sangre.

Frustrado por no haberle sacado las entrañas a su víctima, conjeturaron los policías de la época, el asesino fue en busca de una prostituta.

Fue así como el destino de Catherine Eddowes quedó sellado.

La mujer de 46 años caminaba por la plaza Mitre, cerca de donde había sido asesinada Long Liz cuando se encontró con un desconocido, que la atacó.

El cadáver de Eddowes fue descubierto boca arriba, con los brazos extendidos a los lados. Su vestido estaba alzado hasta el pecho exhibiendo sus genitales así como el tajo que iba desde el esternón hasta la vagina.

Como si fuera poco Jack el Destripador hizo honor a su nombre y le sacó sus intestinos para colocárselos encima del hombro derecho.

El terror siguió apoderándose...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR