Una pérdida inesperada
| Autor | María Fernanda Torres |
Las mujeres suelen anunciar su embarazo después de los primeros tres meses, ya que se considera que luego de ese tiempo disminuyen los riesgos de perder al bebé.
Sin embargo, la posibilidad de que la maternidad se interrumpa puede presentarse más adelante.
"Perder un bebé después de los tres meses de gestación no es habitual", señala el ginecólogo Luis Carlos Páez Lobeira.
"Siempre despierta la atención una pérdida que rebasa las 12 semanas de embarazo, por eso cuando ocurre hay que investigar las causas a fondo".
Se estima que entre el 30 y el 50 por ciento de las concepciones en general no se logran.
De las pérdidas, el 90 por ciento ocurre durante el primer trimestre de gestación, incluso antes de que la madre sepa que está embarazada. El 10 por ciento restante se presenta en el segundo o tercer trimestre.
"Muchas de las pérdidas del segundo trimestre ocurren en el primero, sólo que terminan diagnosticándose después de los primeros tres meses en un chequeo de rutina", explica el ginecólogo.
La mayoría de las veces no se encuentra una causa específica, pero se han identificado algunas condiciones que propician la interrupción del embarazo.
"La causa más común, tanto en el primero como en el segundo trimestre, se debe a problemas genéticos", advierte Páez Lobeira.
"Estructuralmente, los cromosomas del bebé no se forman bien, pero no hay manera de anticiparlo o prevenirlo".
Además de éste, existen otros factores de riesgo. La edad de la madre aumenta las probabilidades de concebir un bebé con anormalidades cromosómicas, cuya gestación pueda interrumpirse antes de término.
"A mayor edad materna, mayor riesgo de anomalías genéticas", manifiesta el ginecólogo, quien agrega que la condición de salud de la madre representa otro riesgo.
"Si padece diabetes, hipertensión, problemas metabólicos, inmunológicos, cardiacos o tiroideos, son enfermedades que repercuten indirectamente en el desarrollo del bebé".
Entre los padecimientos que pueden ocasionar problemas en el embarazo destaca el síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, considerada una enfermedad en la que el organismo produce anticuerpos que forman coágulos que obstruyen el paso de la sangre por las venas y arterias.
Dicha situación predispone a la mujer a tener abortos espontáneos recurrentes o muerte del feto antes de término.
Un factor más son las infecciones crónicas, como el herpes, que elevan las probabilidades de interrumpir la gestación.
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