India ciberpotencia medieval

AutorÁngel Villarino

Corresponsal

NUEVA DELHI Y BANGALORE.- Ashis y Alok se conocen, al menos de vista, sus negocios se encuentran en la misma calle, pese a dedicarse a actividades radicalmente distintas, que representan los dos mundos que conviven día a día y a pocos metros en India.

Alok vende excrementos. Todos los días prensa las mojigas de vaca y búfalo, las ata con un cordel de cinco en cinco y las ofrece en un mercado de Paharganj, un céntrico barrio de Nueva Delhi.

Los restos orgánicos representan un elevado porcentaje en las estadísticas sobre energías alternativas que el Gobierno indio presenta con orgullo cada año ante la prensa.

Millones de personas en todo el país construyen sus chozas, se calientan y cocinan con el estiércol de animales; las almacenan en sus casas, y las consideran un bien cotidiano.

Ashis programa el software de varias empresas estadounidenses en un barato ordenador Lenovo, fabricado en China, con el que factura suficiente para alimentar a su familia.

También, paga las mensualidades de su pequeño automóvil y contrata, por 300 dólares al mes, a cinco informáticos graduados en las prestigiosas universidades del país, algunas mejor valoradas por los listados internacionales que las de Europa continental.

"La inversión inicial es muy pequeña, pero ya tengo un buen volumen de pedidos. Una empresa más grande me encarga trabajos para Estados Unidos", dijo.

En una misma calle es donde los excrementos comparten espacio con las computadoras que gestionan las cuentas de algunas multinacionales del planeta, donde los Jaguar adelantan a las vacas y donde decenas de niños harapientos asaltan al viajero suplicando por un billete de cinco rupias (un peso aproximadamente).

Es una imagen cotidiana en la India de hoy, un país que aspira orgullosamente a rango de potencia, que crece a un ritmo de 9 por ciento anual y en el que viven un cuarto de los pobres del planeta, mueren un millón de niños cada año por una simple diarrea y cerca de 90 por ciento de los trabajadores nunca ha tenido un contrato estable.

Progreso inédito

"El milagro económico indio es un mito hinchado. Se compara con China cuando el país está 20 años por detrás. Los indios han conseguido ser la vanguardia mundial en el sector tecnológico y tienen gigantescas empresas que pujan en el mercado internacional, pero el desarrollo no está filtrando demasiado a otras categorías sociales", explica Edward Luce, autor de In Spite of the Gods, el libre de moda sobre lo que el autor llama el...

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