El tamaño sí importa

AutorArisbeth Araujo

Aunque la botella pueda parecer un detalle ínfimo, una simple cuestión de forma, es un elemento clave en la óptima conservación de los vinos.

Según el "Larousse de los vinos", fueron romanos y egipcios quienes descubrieron que los caldos podían guardarse en recipientes bien sellados.

Antiguamente, para su conservación, se usaban ánforas de barro; luego, contenedores de vidrio costosos y frágiles hasta que, con el perfeccionamiento de las técnicas del soplado, comenzaron a fabricarse botellas de color oscuro, forma robusta y cuello muy alargado.

A mediados del siglo 18, estos recipientes abandonaron su forma esférica y adquirieron la silueta cilíndrica que conocemos hoy, ideal para colocarlos en posición horizontal y permitir el contacto entre líquido y corcho.

"La botella de vidrio cumple una finalidad muy importante en la evolución de los vinos, en su interior se redondean los taninos procedentes de la uva y del envejecimiento en barrica y se forman nuevas notas aromáticas fruto de aislar al vino del oxígeno", explica Irving Bustos, sommelier de la Boutique L.A. Cetto.

Geométricamente predominan en el mercado tres botellas. La más socorrida es la tipo burdeos, totalmente cilíndrica con los hombros cuadrados; la tipo Borgoña tiene un diámetro ligeramente superior y los hombros inclinados, y la tercera, más alta y delgada, con forma de flauta, es llamada del Rhin, del Mosela o alsaciana.

CRECEN Y CRECEN

Aunque la capacidad estándar internacional es de 750 mililitros, pueden encontrarse en el mercado botellas de diferentes tamaños (múltiplos de dicho estándar). Las más conocidas son 12 y sus nombres, en la mayoría de los casos, son de reyes bíblicos.

"La capacidad de la botella influye en el proceso evolutivo del vino, las de mayor capacidad favorecen la longevidad", aclara el sommelier Bustos.

Algunos expertos afirman que mágnum (1.5 litros) es el tamaño óptimo para el envejecimiento.

Si se habla de colores, las tonalidades verdes son las más clásicas y comunes para las botellas de vino, pero las hay también cristalinas, azules -típicas para los blancos alemanes- marrón y hasta negras.

En México sólo se manufacturan botellas de 375, 750 y mil 500 mililitros en colores cristalino, verde antiguo, verde champaña, verde esmeralda, verde hoja seca, verde viejo, según informa Eduardo López, gerente de mercadotecnia de vinos y licores de Vitro.

Burdeos

Cilíndrica, sus hombros altos y cuadrados son para atrapar los sedimentos.

Borgoña

De base más...

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