Un imperio intacto

AutorMaría de la Luz González

En la guerra que sostiene el Gobierno mexicano contra los cárteles del narcotráfico, el menos afectado hasta el momento es el de Tijuana, comandado por los hermanos Arellano Félix, cuya estructura permanece prácticamente intacta pese a la detención de casi medio centenar de sus integrantes en los últimos siete años.

Su historia no está documentada en averiguaciones previas o causas penales más que por fragmentos, pero sus "hazañas" son conocidas, y relatadas una y otra vez, en los corridos compuestos para ellos por sus grupos favoritos como "Los Tucanes de Tijuana", "Los incomparables de Tijuana" y otros que, a su manera, también explotan el productivo negocio del narcotráfico.

En esas canciones se sienten reflejados y se reconocen en la imagen, trucada como en un espejo de feria, que les devuelve de sí mismos, según refiere el testimonio de uno de los presuntos miembros de la organización que relata la anécdota:

"El grupo de música norteña "Los Tucanes", toca los corridos de todas las muertes que han cometido los integrantes del Cártel de Tijuana, comandados por Ramón y Benjamín Arellano. (También) otros grupos, como "Los Incomparables de Tijuana" y "La Banda del Chante". A estos últimos, Ramón Arellano les regaló un autobús en razón de que con anterioridad se los había llevado de Sinaloa a Tijuana, donde le estuvieron tocando durante un mes, lo cual ocurre por 1990".

"Los Coyonquis" y la "Banda del Recodo" son otros de los grupos favoritos de los hermanos, porque tocan las canciones "Clave privada" y "La Cheyenne del año", compuestas para Ramón Arellano por Mario Quintero, integrante de "Los Tucanes".

"La mafia de Sinaloa tiene bastante poder,

ante cualquier situación se ha podido defender"

Las autoridades mexicanas no han sido capaces aún de obligar a Ramón, Benjamín y Francisco Javier Arellano a replegarse y reorganizarse, como ocurrió con el Cártel del Golfo y, más recientemente, con el de Juárez, a los que se asestaron severos golpes como el arresto de algunos de sus dirigentes, el aseguramiento de droga, casas y cuentas bancarias y el desmantelamiento de su red de protección oficial.

Los Arellano, descritos como crueles y sanguinarios por la propia policía y los escasos enemigos que han sobrevivido a su venganza, no tienen -a diferencia por ejemplo del Cártel de Juárez- numerosos procesos iniciados en los juzgados de distrito del país.

Menos aún se conocen los nombres de quiénes encubren sus actividades.

Los juicios en los que están implicados son los homicidios...

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