Impera miedo a lo otro

AutorRafael Aviña

La paranoia y el miedo a "lo otro" o lo diferente parecen abastecer en buena medida las nominaciones de los Oscares de este año. Miedo a una diversidad sexual que resulta escandalosa, miedo a otra raza, a otra cultura y a otra alternativa política. Paranoia al terrorismo y a la crisis económica, como recuerdo de aquella que sacudió a Estados Unidos en los años del llamado crac del 29: época en la que se ambienta King Kong, de Peter Jackson -que acapara los rubros de efectos visuales y sonoros- y El luchador, de Ron Howard, inspirada en la vida del boxeador Jim Braddock, quien se levantó del olvido y la miseria para triunfar, en una película injustamente arrinconada a nominaciones técnicas, muy superior a la ambigua Munich, de Steven Spielberg, por ejemplo.

Con todo, es probable que El luchador se llevé el Oscar a la Mejor Edición -las escenas que suceden arriba del cuadrilátero conllevan un manejo emocional impactante- y, a su vez, el de Mejor Actor de Reparto, a cargo de Paul Giamatti, en el papel del amigo y promotor de Braddock, eficazmente interpretado por Russell Crowe.

También figuran nominaciones para los temores más íntimos, que estallan para cuestionar y enlazar las diversas historias cotidianas de un grupo de personajes que se conectan entre sí a partir de sus propias paranoias, en especial a aquellas que atañen a la invasión de su privacidad, construida con base en el miedo y la desconfianza, como sucede en Crash/ Alto impacto.

En un estilo muy similar a los rompecabezas corales y emocionales de Robert Altman, Vidas cruzadas/ Short Cuts (1993), o Lawrence Kasdan, Gran Cañón (1991), ambientadas al igual que ésta en una ciudad límite y multicultural como Los Ángeles, Crash, dirigida por Paul Haggis y escrita por él mismo en colaboración con Bobby Moresco, logró colocarse en las ternas de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Canción y Mejor Actor de Reparto para Matt Dillon, en el papel de un policía blanco y vulgar, cuya ira racista tiene que ver con la enfermedad de su padre, y que, sin embargo, consigue redimirse en un acto final, protegiendo, incluso a costa de su propia vida, a una mujer negra, a quien un día antes ha humillado sexualmente. Todo ello en un relato de encuentros accidentales que alteran o destrozan las vidas privadas de un cerrajero hispano, un tendero persa, un fiscal de distrito y su paranoica mujer, dos ladrones de autos, un traficante de esclavos asiáticos, un cineasta y su mujer, un...

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