El impacto del desempleo

AutorRamón Clériga

La falta de trabajo afecta la estructura psíquica de los desocupados y también la de los subempleados. Produce gradualmente un deterioro en sus habilidades intelectuales y otras complicaciones psicológicas. Por ello, este sector de la población está en desventaja a la hora de competir por un empleo y muestra un rendimiento laboral deficiente al inicio de su reinserción.

En el impacto psicológico que tiene la pérdida de un empleo es necesario tener en cuenta que además de la necesidad de un ingreso económico, el desempleado tiene otras necesidades que son tan importantes como el sueldo. Las principales son: el disponer de un lugar en la sociedad y de autoestima para poder realizar actividades que son valoradas socialmente. Así, podemos observar que incluso en aquellos casos en que una persona tenga ingresos, por algún tipo de seguro, renta o ayuda familiar el desempleo es un factor psicológicamente doloroso.

El empleo genera identidad, actividad, integración social, estructuración del tiempo, interés en objetivos de conjunto, compromisos grupales, oportunidades de desarrollo personal y laboral.

El estar desempleado tiene como consecuencia que estos beneficios sean alterados de diversas formas. El desempleo hace que la persona se sienta quebrantada en un aspecto fundamental de su identidad, especialmente si el rol adquirido mediante el trabajo tiene un papel primordial en su vida.

El tener un empleo proporciona una identidad social, el desempleo y el subempleo interrumpen dicha situación y generan sentimientos de derrota y fracaso.

Frecuentemente el recién desempleado quiere aparecer ante los demás como una persona que está de vacaciones e intenta ocultar su situación, lo que le priva en ocasiones de apoyos sociales.

Así, en muchos casos, se pasa casi imperceptiblemente a una desvaloración social ante los otros, que se hace más evidente en la familia y más intensa, cuando el desempleado ha sido el proveedor del sustento familiar, generándose un ambiente en el que tienden a aumentarse las tensiones y conflictos familiares.

Los efectos sobre la autoestima fueron descritos por E. H. Ericsson, quien señaló que el desempleo produce una cierta inhibición del desarrollo con problemas de identidad: "el desempleo se asocia con una pobre y confusa imagen de sí mismo, valorándose de manera negativa y con proclividad a tener un afecto depresivo y ansioso".

Para muchos se quiebra un proyecto de vida, se pierde estatus, actividad, contacto con los demás...

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