Impacta éxodo haitiano

AutorÉdgar Hernández, Mauro de la Fuente, Benito López y Miguel Domínguez

Tapachula y Matamoros viven un creciente flujo migratorio de ciudadanos de Haití; el intento por contenerlos comienza a generar tensiones

'No hay nada'

Édgar Hernández

TAPACHULA.- La contención de migrantes en el sur de Chiapas, la mayoría haitianos, está tensando la convivencia con los residentes.

Miguel Reyes del Pino, integrante de la organización Unidad Ciudadana, culpa a los tres órdenes de Gobierno por la falta de un plan para resolver el problema, pese a que distintos sectores han planteado que se permita a los migrantes avanzar a otras ciudades del país para despresurizar la frontera sur.

"Se está generando una psicosis", dice en entrevista.

"Los servicios están rebasados y existe un alto número de población flotante, por lo que urge una solución", advierte Sergio Flores, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de la Frontera Sur.

El éxodo de haitianos, la mayoría familias con niños, creció el año pasado, en medio de la pandemia, y se acentuó hace unos meses, tras los conflictos políticos en ese país, derivados del asesinato de su presidente, Jovenel Moïse, y tras el terremoto del 14 de agosto que dejó más de 2 mil muertos.

Varados, con necesidades, la mayoría se cansó de esperar solución a sus solicitudes de asilo por parte de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

"No queremos estar aquí, queremos seguir para adelante, aquí no hay trabajo, no hay apoyo, no hay nada", asegura el haitiano William Pribet.

Antes de llegar a México con su esposa y tres hijos, entre ellos un bebé de nueve meses, trabajó tres años en Chile para juntar los 8 mil dólares que le costó el viaje por ocho países.

Los haitianos deambulan por calles, plazas, parques, supermercados, restaurantes, transporte público. Algunos se han empleado en tiendas, barberías o puestos de comida.

Cuatro familias viven hacinadas en una vivienda de interés social que rentan en la Colonia Vida Mejor, una de las zonas populares de la ciudad. "Aquí pagamos 800 pesos (cada familia), un cuarto cada uno, otro en la sala, dormimos en el piso", cuenta la haitiana Alin Martiné.

Algunos servicios están rebasados. Para cobrar una remesa en un BanCoppel, a la tapachulteca Sonia González le llevaba media hora antes de la oleada de haitianos. Ahora, tiene que madrugar, ya que los extranjeros acaparan la sucursal del centro.

"Está peor que hacer cita en el IMSS", dice la mujer mientras aguarda en la fila.

Formado, el haitiano Richard Manú cuenta que fue a cobrar el dinero que...

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