Imágenes 'ruidosas'

AutorAlejandro Alvarado

El crujir de la silla cuando uno se recarga. El maullido de Fígara, la gata que recogió de la calle, y los silbidos de las conguitas que vuelan afuera de su taller. Todos, cualquier sonido por sencillo o insignificante que parezca, son valiosos para el pintor Roberto Pulido (Guadalajara, 1970).

Roberto no lo notó hasta que familiares y amigos le gritaron "¡bájale a tu radio!" y "¡oye, Roberto, te estoy gritando!", y una difícil pregunta, "¿me escuchas?". La pérdida de audición no fue tan severa hasta hace 12 años, y hoy ya no escucha con el oído derecho y en el izquierdo utiliza una prótesis.

Sabe del avance de su enfermedad y estudia el lenguaje de señas (para "pronunciar" su nombre cruza los dedos índice y medio y los pasa justo arriba de las cejas). Ahora está consciente del silencio en su plenitud, pero también de las pocas actividades culturales que hay para la comunidad sorda.

"Está muy desatendida respecto a las oportunidades que hay para ellos de integrarse a las actividades artístico-culturales. Generalmente los sordos, la gran mayoría de ellos, tienen difícil acceso a la educación, son muy pocos los afortunados", lamenta el pintor.

El artista se sabe, se siente parte de la comunidad sorda y quiere aportar sus conocimientos, contagiar su amor por el arte, a través de un taller de pintura para niños sordos que parte de la historia del cine, del blanco y negro a los colores, del mudo al hablado.

"Acepté esta condición, me siento involucrado con la comunidad sorda y me veo con la responsabilidad de trabajar con ellos, yo tengo la fortuna de haber oído, tengo un bagaje cultural de lo que he aprendido auditivamente, es algo que yo puedo compartir a los sordos", dice el pintor.

El taller de Roberto se ubica en una privada de la colonia El Batán. Cruzas la puerta gris y austera, subes las escaleras de caracol y encontrarás los escritorios manchados de pintura, la trinchera de un pintor con sus pinceles y lienzos. Fígara pisa la pintura roja y con su pata interviene el paisaje.

Roberto acostumbra escuchar música mientras pinta. Ahora más que nunca aprovecha lo que le queda de audición y sólo escucha música hermosa: a veces es clásica, jazz, rock, del mundo. Pero hay días en que enfrenta el silencio, otros que los goza, por ejemplo cuando el ruido del tráfico lo sobrepasa, apaga la prótesis y no escucha nada.

"El silencio ha...

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