Ignacio Salazar Mariscal / Monopolio de la violencia

AutorIgnacio Salazar Mariscal

En todos los Estados de derecho, los poderes públicos disponen del monopolio del uso legítimo de la violencia y los medios de coacción, según Max Weber. El Estado mexicano ejerce dicho monopolio, pero en los últimos años, personas ajenas a estos poderes han venido haciendo uso de la violencia en forma ilegítima.

La violencia que se ha generado en algunos Estados tiene graves repercusiones, ya que coarta el crecimiento económico, pone en grave riesgo el bienestar de las personas e impide el desarrollo de una comunidad.

En algunas ciudades los niveles de impunidad y corrupción han contribuido al incremento de la inseguridad pública y a la aparición de focos de violencia, donde pandillas desarrollan diversas actividades ilegales y terminan convirtiéndose en entidades tan poderosas como las Policías o las instituciones militares.

Grupos del crimen organizado se han enfrentado abiertamente a militares y policías, así como a ciudadanos que se atreven a denunciarlos. Han asumido el papel de un mini Estado al monopolizar la violencia, proporcionar protección y ejercer control territorial a cambio de no molestar a quienes ahí viven.

Ciudadanos organizados bloquean carreteras, secuestran camiones, toman las casetas de peaje, incendian y destrozan edificios públicos, crean policías comunitarias que portan armas de uso exclusivo del Ejército. Todo ello al margen de la ley y generando violencia en perjuicio de una ciudadanía que todo lo soporta.

La prioridad del Gobierno federal en materia de seguridad pública es reducir la violencia, abatiendo los delitos a través de la prevención del crimen y la transformación institucional de las fuerzas de seguridad y de procuración de justicia. La tarea no es fácil, la violencia habrá que analizarla partiendo de las estructuras públicas y los marcos legales que impiden luchar eficazmente contra ella.

Amplios sectores de la sociedad quisieran que el Estado adoptara una política criminal de "tolerancia cero" o "mano dura" para quienes de una forma u otra infringen la ley. Pero cuando se adoptan leyes y métodos de tolerancia cero para luchar contra los crímenes más violentos, una vez que adoptados se utilizan con facilidad para reprimir huelgas, impedir manifestaciones públicas y criminalizar los movimientos...

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