IDEAS CON VALOR / Combatir la corrupción en paraísos fiscales

AutorAlejandro Legorreta

Hace nueve días se dio la filtración informática más grande de la historia. Los Papeles de Panamá, como se le conoce a esta filtración, han involucrado a docenas de políticos y empresarios a lo largo del mundo, dejando claro que estamos ante otro reto global para combatir la corrupción. Y aunque por origen y principio los paraísos fiscales pueden tener motivos tan sensatos como legales, lo cierto es que se han convertido en espacios atractivos para los corruptos que buscan evadir impuestos y esconder su dinero del gobierno y del público en general. Ante estos problemas, la mejor medida que el gobierno y los ciudadanos podemos tomar es transparentar y eficientar procesos que, de raíz, prevendrían sustancialmente actos de corrupción. Veamos.

Los paraísos fiscales no son ninguna invención reciente. Estos espacios fueron diseñados a principios del siglo pasado para diferentes fines, los más representativos fueron para proteger la propiedad privada de ciudadanos extranjeros que temían de abusos de poder y de gobiernos inestables en sus países de origen. Asimismo, han servido como herramienta de política económica para atraer inversiones y generar crecimiento en muchos países (Panamá y algunas islas del Caribe son buenos ejemplos en este sentido).

Hoy por hoy, las compañías offshore se han vuelto parte de la estructura económica mundial y ya no son excepciones a la regla. Es bien sabido y documentado que el país con mayor cantidad de empresas offshore en el mundo es nada más y nada menos que Estados Unidos. Así también, en el año 2012 el The Tax Justice Network calculó que la cantidad de dinero invertido a través de las empresas offshore en el mundo podría ser entre 21 y 32 trillones de dólares, la estimación más baja equivale a la suma del PIB de Estados Unidos y Japón.

¿Cuáles de estos activos son de procedencia lícita y cuáles no? Difícil saberlo, porque en muchos casos los requerimientos para depositar capital en otro país son mínimos y sumamente laxos. Por más que el objetivo original de las empresas offshore haya sido la protección del capital privado, no sorprende que estos paraísos fiscales recientemente hayan servido como tierra fértil para actos de corrupción a nivel global.

¿Cómo combatir estos problemas sin caer en la ilusa idea de sobrerregular o prohibir los paraísos fiscales? Hago tres propuestas concretas, que están relacionadas con mayores niveles de transparencia en la forma que se usan nuestros impuestos.

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