Una idea conciliadora de justicia: Un análisis a la obra de Zagreblesky y Martini
Autor | José Carlos Rojano Esquivel |
Cargo | Licenciado en Derecho, Maestría en Administración Publica Estatal y Municipal y Doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro |
Licenciado en Derecho, Maestría en Administración Publica Estatal y Municipal y Doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro.
Estudios de especialidad en derecho internacional, UNAM. 1986-1987
Profesor de tiempo completo categoría VII, catedrático de derecho internacional público y privado y sistemas jurídicos contemporáneos
Catedrático en la división de postrado en la facultad de derecho de la UAQ.
Profesor en diplomados sobre derecho internacional y derechos humanos en el estado
Ponente en foros estatales, nacionales e internacionales
Autor de diverso ensayos en temas de derecho internacional y derechos humanos
Autor del libro: el derecho canónico, un enfoque de derecho comparado
En la obra de Gustavo Zagrablesky el Card. Carlo María Martini y publicada por Trotta con el prólogo del brillante jurista Miguel Carbonell, pareciera una conciliación entre positivistas y naturalistas en torno al valor más alto persegudi por el derecho: la justicia.
Bien señala el prologuista que la justicia ha dejado de ser una construcción conceptual, al ser una experiencia vital, y agrega que la idea de Rawls acerca de ella, se da dentro de un enorme aparato dogmático, lo que buscarle una definición convencional o seguirla reduciendo a la simple legalidad y certeza jurídica (formalismo).
Así, Martini y Zagrebelsky nos dicen que la justicia está en todos nosotros y se demuestra en actos, por lo cual no es necesario construir grandes teorías, sino más bien ser consecuentes en su materialización. La justicia se pierde en ocasiones en ideologías o en utopías. La idea de justicia y la experiencia de la injusticia es algo vivo en la sociedad actual, máxime en las que aún siguen investidas en el positivismo decimonónico, pero antes que nada sí es necesario entender lo que es justo y lo que es injusto, de ahí que la célebre fórmula de Ulpiano, sea vacía como tautológica, al ser precisamente formalista y tal definición solamente es operable para quien dispone de la fuerza para establecerla. La esperanza de justicia es una condición de existencia y desaparece cuando no se sabe a qué aplicarla, y si se le reduce a lo formal, es una justicia especulativa al quedar fuera de nuestra naturaleza vital, es decir, el acto así la determina es un acto de injusticia, tautológica y vacía.
El origen del error está en el intento de...
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