Humberto Musacchio/ ¿Hacia una nueva guerra santa?

AutorHumberto Musacchio

Era previsible. Con el triunfo electoral de la derecha han empezado a manifestarse tendencias que el régimen priista había mantenido soterradas, cuando no sometidas a sus propios intereses. Bandas terroristas de derecha reaparecen en el escenario nacional y el ala fundamentalista del PAN cree llegada la hora de la revancha, estimulada por la jerarquía de la Iglesia Católica, que irreflexivamente justifica la violencia contra quienes no comparten su credo y aun declara su apoyo económico a los delincuentes ideológicos.

El asunto estalló en Guanajuato. Los detonadores de la intolerancia fueron los diputados panistas que decidieron penalizar a las mujeres víctimas de violación que decidan abortar. Para ellas, además de la humillación y las secuelas físicas y sicológicas del incalificable acto de que son víctimas, habrá prohibiciones, persecución y años de cárcel si deciden abortar.

Los diputados guanajuatenses actuaron guiados no por el bien común o por el humanismo que predica la propaganda de su partido. Lo hicieron movidos por el prejuicio ciego, el desprecio por las mujeres y un fundamentalismo religioso que nos remite a la época colonial. Por supuesto, algunos dirigentes nacionales del PAN se han apresurado a minimizar las consecuencias de ese parlamentarismo bárbaro y algunos, entre ellos el propio Vicente Fox, hasta han dicho que no es ésa la posición de su partido frente al aborto en casos de violación. Pero sí es.

Desde luego hay panistas, como María del Carmen Bolado, senadora por Tamaulipas, que están por la libre determinación de la mujer sobre su cuerpo, pero lo cierto es que abundan los que están por la represión. En ese partido, grupos de varios lugares del país han mostrado su regocijo ante la terrible situación de desamparo en que se ha puesto a las guanajuatenses víctimas de violación. Destaca la fracción blanquiazul del Congreso local de Coahuila, entidad donde no hace mucho un médico -por supuesto panista-, autor de un folleto titulado "La masturbación es genocidio", en este país con libertad de creencias intentó que su partido promoviera la prohibición del culto a Onán. Se trata de un caso extremo, pero evidentemente resulta muy ilustrativo.

Ante ese despliegue de fanatismo, de poco sirve que una diputada capitalina de ese partido señale que lo ocurrido en Guanajuato es "inoportuno", pues eso significa, ni más ni menos, que en otro momento sí será oportuno penalizar en todo el país cualquier aborto, como hoy lo demanda a...

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