Humberto Musacchio / ¿Las tabacaleras o las tracaleras?

AutorHumberto Musacchio

En este sexenio se ha hecho habitual acusar a los diputados y senadores de todos los males de México. El Presidente de la República ha insistido en culparlos porque no se producen las cacareadas reformas estructurales, especialmente la privatización total del sector eléctrico y la venta de Petróleos Mexicanos.

Se ha hecho una costumbre responsabilizar a los legisladores de todo lo que ocurre y aun de lo que no ocurre en México, lo que contribuye a deteriorar la de por sí paupérrima imagen parlamentaria. Pero los señores congresistas, en especial los diputados, no han hecho esfuerzo alguno para dignificar su función. Más bien parecen empeñados en mostrar ante los ciudadanos su baja calidad moral y política. Así ocurrió cuando actuaron como dócil manada y desaforaron al jefe del gobierno capitalino, haciéndose eco de una maniobra urdida en los sótanos del Poder Ejecutivo con la complicidad vergonzosa del Poder Judicial.

En los pasillos de San Lázaro se habló entonces de un millón de pesos de gratificación a cada legislador. Imposible corroborarlo, al menos por ahora. Lo cierto, eso sí, es que aquellos diputados negaban cualquier presunta bondad de la democracia. Ahí vimos desplegarse en forma desvergonzada la alianza recurrente de priistas y panistas, con oradores que en su media lengua escupían odios desde "la más alta tribuna del país" secundados por la claque mejor pagada de México, la conocida horda de levantadedos jugando a ser la mafia que representan para muchos ciudadanos.

En efecto, no son muy recomendables esos legisladores que no legislan y que cuando lo hacen invariablemente es para dañar la economía popular, para enredar más el derecho y hacerlo inaplicable, para golpear a los trabajadores, pisotear la historia de México y los esfuerzos de este pueblo. Las excepciones legislativas sólo son eso, golondrinas que no alcanzan a hacer verano.

El más reciente numerito es una nueva ofensa para la dignidad del país. Con la férrea oposición del PRI por razones que quedaron claras, existía un acuerdo básico entre PAN, PRD, PVEM y PT para elevar de 110 a 130 por ciento el impuesto a los cigarrillos. Sin embargo, a la hora de llevarse la propuesta al pleno, 83 diputados panistas se echaron para atrás y se ausentaron del salón, mientras que otros unieron sus dedos a los del PRI para un total de 268 votos contra el gravamen, 116 a favor y 19 abstenciones, lo que hizo fracasar el intento de allegarle al fisco más recursos.

El asunto no hubiera...

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