Humberto Musacchio / Las protegidas de Ebrard y Regino

AutorHumberto Musacchio

La historia que aquí se cuenta tiene como escenario el condominio Copilco Residencial 300, el mismo donde habitó hasta hace un par de años Andrés Manuel López Obrador y en el que viven o han vivido personajes de tanta relevancia como la astrónoma Julieta Fierro, Laura Itzel Castillo, el periodista Julio Hernández o el doctor Raúl Henríquez, Premio Nacional de Química.

El conjunto habitacional consta de 17 edificios y 408 departamentos y por cerca de 20 años tuvo una administración con la cual los condóminos decidieron terminar la relación de servicios, pues existían problemas graves, como la inseguridad. Los robos se empezaron a hacer frecuentes y el comité de vigilancia descubrió que entraban sin registrarse algunas personas ajenas al conjunto, como un alto funcionario del gobierno capitalino, quien pasaba a bordo de su vehículo seguido, por supuesto, de otro coche repleto de guardaespaldas.

El comité de vigilancia llamó al jefe de los guardias de la entrada y le preguntó por qué dejaban pasar al ostentoso visitante sin exigirle la indispensable identificación. La respuesta del policía fue elocuente: ¿Pos cómo van a creer que le voy a pedir identificación a mi jefe? "¿A su jefe?", le reviró sorprendido un miembro del comité. Sí -agregó el genízaro-. ¿No ve que es el señor Marcelo Ebrard?

En efecto, el entonces secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal era un asiduo visitante del condominio, donde pasaba a recoger a la joven Irma Pérez Bernal, hija de Irma Concepción Bernal Cortés, habitante del departamento 303 del edificio 9, quien se ostentaba como asesora del mismo Marcelo Ebrard.

El asunto no tendría mayor importancia, pero como los guardias insistieran en su actitud, fueron despedidos y ahí empezó contra los condóminos una historia de prepotencia, abusos de autoridad y uso de recursos públicos que continúa hasta la fecha.

A la primera oportunidad, las señoras Bernal estallaron en insultos y amenazas contra el comité de vigilancia, al que denunciaron ante el Ministerio Público de la delegación Coyoacán. En esa ocasión (octubre de 2002), el citado comité respondió presentando una denuncia ante la misma agencia del MP por agresiones y amenazas por parte de las señoras Bernal. Curiosamente, hasta esa agencia del MP llegó un señor a ponerse a las órdenes de las Bernal. Aquel individuo, moreno, de pelo corto, se identificó como Gabriel Regino, y fue tan eficaz, que poco después la demanda fue desechada, aunque en abono de las...

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