Humberto Musacchio / PRI: 'dejad aquí toda esperanza...'

AutorHumberto Musacchio

Como rezaba el letrero a las puertas del infierno de Dante, el PRI bien podría colgar en la entrada de su edificio de Insurgentes aquello de "Dejad aquí toda esperanza...". Sí, porque ese partido parece congénitamente impedido para cambiar, porque la defenestración de Elba Esther Gordillo muestra la imposibilidad que tiene el ex partidazo de resolver civilizadamente sus conflictos. Elba Esther es la misma que apoyó a Madrazo para que llegara a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional y la que se vio traicionada en la Cámara de Diputados. Es la gitana a la que leyeron la mano y le robaron hasta el brazo.

La profesora apostó al apoyo del Tucom y cuando amagó con recurrir al IFE y al Tribunal Electoral abrió una profunda zanja que los tucomistas no quisieron saltar. La razón era obvia: si ella iniciaba un proceso jurídico que iba a ser largo y tortuoso, éste se empalmaría con la campaña y quien fuera el candidato presidencial, Roberto Madrazo o Arturo Montiel, iba a resultar afectado por una publicidad negativa.

Las declaraciones de Elba Esther Gordillo a Joaquín López Dóriga echaron las últimas paletadas de tierra sobre su ambición de dirigir el PRI, pero su suerte ya estaba decidida, pues era obvio que Madrazo no permitiría que la presidencia del CEN la ocupara alguien a quien había traicionado y que previsiblemente buscaría el desquite. El numerito que le tenían preparado era que su ascensión al cargo sería en una reunión del Consejo Nacional, el órgano que ahí mismo le impediría encabezar el CEN y la destituiría incluso de la secretaría general.

Eso explica su belicosidad en el principal noticiero de la televisión. Estaba perdida y es de suponerse que lo sabía, pero cometió un error inaceptable en un político de su experiencia y malicia: aceptó que había ayudado a formar otro partido. Respondió que en el sindicato magisterial había pluralismo y que cabían lo mismo perredistas que panistas. Sí, pero ella no contribuyó a fundar el PRD ni el PAN y nadie la acusaba de eso, sino de haber contribuido a formar otra organización, el llamado Panal, que inevitablemente sería competencia para el PRI.

Por otra parte, aunque es obvio que el sindicalismo corporativo ya no garantiza votos, lo cierto es que el SNTE, dividido y todo, mantiene una enorme fuerza numérica y económica, lo que no es despreciable cuando está enfrente una larga campaña que requerirá de personal y dinero. Curiosamente, aunque en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la...

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