La huella zapatista

AutorCarlos Monsiváis

La marcha del color de la tierra

El domingo 11 de marzo acuden al Zócalo en oleadas, en parejas, en familias, en soledades ansiosas de gregarismo, en grupos de escuelas o facultades, los participantes en la bienvenida al EZLN y a su dirigente, el subcomandante Marcos. Entre ellos -la lista desea ser significativa- figuran:

-Los Iluminados (todavía) por la aureola mítica de 1968, convencidos de que el 2 de octubre no se olvida, así se petrifique en la memoria.

- Los sobrevivientes de las organizaciones de izquierda, que ofrendaron sus buenas intenciones en los recintos de la burocracia, y vieron disolverse los éxitos en el aluvión de los fracasos sucesivos. En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas levanta un gran movimiento y, luego del 6 de julio, el fraude electoral, santificado por intelectuales y periodistas y académicos, hace de la frustración un seguro de vida del Sistema. A la izquierda la corroe y paraliza su incapacidad de frenar a los impunes, y la conversión de esa incapacidad de sectarismo. Un número considerable de simpatizantes del Partido de la Revolución Democrática se ha decepcionado al atestiguar las luchas internas y al observar cómo el antiintelectualismo, el acoso del régimen y la tentación del poder a escala destruyen las buenas intenciones. Y pese a todo, estos asistentes siguen votando por la izquierda o por lo que más se le parece.

-Los convencidos política y emotivamente del cambio democrático más allá de lo electoral, los que desde 1994 le aportan al EZLN sus esperanzas y su solidaridad.

-Los animados por el "¡Ya Basta!", que marchan desde el 12 de enero de 1994, y protestan contra la decisión de aplastar a los rebeldes militarmente. Estos compañeros han invadido las calles, han viajado o deseado viajar a Chiapas a la Convención de Aguascalientes y el Encuentro Intergaláctico, han vivido con ansiedad los acontecimientos del 9 de febrero de 1995 cuando el asesor de Procter & Gamble, todavía entonces Presidente de la República, cree liquidar de un golpe el conflicto, con la detención de gente del EZLN y la develación de la identidad de "Marcos" alias Rafael Sebastián Guillén Vicente, un profesor de filosofía de la UAM-Xochimilco, miembro de un grupo todavía atado a la ilusión de la violencia revolucionaria.

-Los que se han ido agregando al entusiasmo por el zapatismo y, por ejemplo, reciben en 1997 en la Ciudad de México a los mil 111 delegados zapatistas al grito de "¡No están solos! ¡No están solos!".

-Los decepcionados del...

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