Hoy No Circula... a más de 17 KM / H
| Autor | Andro Aguilar |
Cada mañana de 1989, en su primer año como jefe del Departamento del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís despertaba con la angustia de confirmar que la capital mexicana seguía siendo la ciudad más contaminada del mundo. Aún ahora, al recordarlo, el ex regente entrecierra los ojos mientras menea la cabeza.
Camacho tenía razones para preocuparse. A diario, las noticias repetían que los índices de polución de la ciudad que gobernaba excedían las normas ambientales.
Uno de esos días grises, en un noticiero de alcance nacional, aparecieron a cuadro los pájaros que morían por respirar en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). La imagen detonó el miedo colectivo en medio de la crisis ambiental.
El problema creciente iba mucho más allá del color de los cielos. El ex priista tenía información científica sobre los altos niveles de plomo en la sangre de los niños.
La regencia capitalina tuvo que vaciar uno de los cuatro pisos del Palacio del Ayuntamiento para alojar a científicos internacionales que comenzaron a diseñar una estrategia para bajar los índices de contaminación.
Con el programa ambiental listo y 11 meses en el cargo, Camacho viajó a Nueva York para convencer a inversionistas de financiarlo, al tiempo que Carlos Salinas de Gortari anunciaba en su Primer Informe de Gobierno que pronto habría nuevas medidas contra la contaminación.
El 6 de noviembre de 1989, tras amarrar un préstamo del gobierno japonés por 3 mil 500 millones de dólares, fue publicada la implementación del Hoy No Circula (HNC), que retomaba la iniciativa ciudadana de "un día sin auto", nacida en 1984.
Para llegar a la mayoría de la población, Camacho encargó al publicista Isaac Chertorivski, padre del actual secretario de Desarrollo Económico de la ciudad, elaborar una intensa campaña de concientización.
El político asegura que el HNC contó con el apoyo de más del 80 por ciento de la población, pero también hubo quienes se ampararon contra una medida que los periódicos de la época calificaron como "la prueba de fuego" para el regente.
La clave, dice Camacho, fue que las personas vieran al HNC como una respuesta conjunta a un problema de interés público.
Adicionalmente a la restricción vehicular, fueron retiradas plantas industriales de la ZMVM y el plomo de las gasolinas. También fue cerrada la refinería de Azcapotzalco y se comenzaron a instalar convertidores catalíticos en los automóviles en 1991.
El ahora senador perredista sabe que los críticos del HNC lo califican como un simple paliativo y, en el marco del endurecimiento que realizó en junio pasado Miguel Ángel Mancera, Camacho reconoce que podría revisarse si su ciclo terminó, pero subraya que su implementación fue parte fundamental de un programa ambiental más amplio que significó, para él, el mayor éxito de su gestión.
"La población estaba muy atemorizada. Mucha gente se estaba yendo de la ciudad por el miedo a la contaminación. Sabíamos que no era con el Hoy No Circula que íbamos a lograr la reducción de la contaminación, era más bien con las gasolinas, los convertidores catalíticos, la modificación de algunas industrias, pero el Hoy No Circula iba a ser importante porque tenía que haber un programa que unificara a la sociedad, que todo mundo sintiera que les iba a costar y viera que había resultados", explica el político.
LOS RESULTADOS DEL HNC
Ha pasado un cuarto de siglo desde la obligatoriedad del HNC y, pese a las permanentes críticas y la inconformidad de los automovilistas, ninguno de los ocho gobernantes que ha tenido la Ciudad de México después de Camacho ha buscado desaparecerlo; por el contrario, lo han hecho más estricto.
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